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Mostrando las entradas de octubre 13, 2024

¿Chuseok o Día de Muertos?

Por Ana Alva  Sabías que hay tradiciones similares entre culturas de distintas partes del mundo de las cuales podemos encontrar el Chuseok de Corea y el Día de Muertos de México. En ambos casos son similares, sin embargo, el tono en el que se manejan dichas celebraciones son totalmente diferentes, si bien es cierto, ambas celebraciones son a los difuntos en las cuales se hace una reunión familiar, por lo regular en el otoño, son diferentes en la manera en que se celebran.  Cuantas veces no hemos visto en múltiples K-dramas que hacen una celebración para recordar a sus difuntos de manera solemne con ofrendas rezos y comida tradicional, si ya se te acordaste de los siguientes dramas My lovely Sam Soon, Reply 1988, You are beutiful; la lista sigue. Siendo a través de ellos que el mundo ha podido notar que tanto México y Corea son países hermanos porque comparten semejanzas en su historia, gastronomía, cultura, tradiciones, etc. Para entender la tradición coreana debemos conocer sus orígen

LA CRÓNICA DEL DÍA: La fluctuación del ser

Querido Félix Te vas a reír. O bueno, eso espero. Aunque, francamente, tu sentido del humor siempre ha sido un misterio para mí. Pero ahí va: he llegado a la conclusión de que soy una contradicción andante, un estuche de incoherencias, el vivo retrato de lo absurdo. Y lo peor, Félix, es que lo disfruto.  Te explico. Por un lado, soy esa persona antisocial que prefiere la compañía de los gatos —y ya ni siquiera de los míos, sino de los gatos en general, porque los míos me miran con el mismo desprecio que yo les tengo a los humanos— y por otro lado, soy, para mi desgracia, una fanática de las cosas “coquette”. Sí, sí, lo sé. Qué incongruencia, ¿verdad? Yo, la que se queja de la humanidad y de todas las microinteracciones sociales, soy capaz de perder dos horas seleccionando el labial perfecto para ir a... no sé, al súper, donde mi única interacción será con el cajero, y probablemente en monosílabos. No me malinterpretes, Félix. No es que me importe lo que piensen los demás. Dios me libre

CRÓNICAS PERRAS: Los oficios

Por El Perrochinelo ¡Órale, raza! Hoy vengo bien prendido pa' hablar de esos compas que, la neta, son el alma del barrio: los meros meros de los oficios. Esos que siempre andan dándole duro al jale, ya sea en la banqueta o en un tallercito medio improvisado, pero que nunca fallan cuando necesitas algo. ¡Sí, carnal! Te hablo del afilador, del zapatero, del maestro albañil que también le hace al eléctrico, al plomero y hasta al psicólogo, porque siempre te avienta un consejo. ¡Son todoterreno, mano! Primero, déjenme hablarles del afilador, ese bato que parece salido de otra época, con su silbato que suena bien peculiar, y en cuanto lo oyes, sabes que anda cerca. No importa si estás en la Roma, la Doctores o en la Guerrero, el afilador siempre se aparece cuando tus cuchillos ya parecen más de mantequilla que de carnicero. Y ese cuate, con su bici toda parchada y su rueda pa' afilar, te deja los filos como nuevos, pa’ que cortes la carne como si fuera papel. El único problema es qu

HISTORIAS DESDE EL ABISMO: Shirley Jackson y las sombras ocultas en lo cotidiano.

Shirley Jackson Por Terrornauta La oscuridad que habita en el mundo de Shirley Jackson no es de fantasmas que deambulan por casas abandonadas, ni de criaturas acechando en los rincones oscuros de nuestra imaginación. No, el terror de Jackson reside en un lugar mucho más cercano, mucho más familiar: en el corazón de nuestras propias vidas, en los rostros de nuestros vecinos, en la rutina doméstica y en los rincones tranquilos de pueblos pequeños donde las sombras son largas y los secretos, más profundos de lo que parecen. Es en esa cotidianidad, tan aparentemente inofensiva, donde Jackson encuentra su inspiración más perturbadora. Para muchos, el legado de Shirley Jackson es el de una autora que redefinió el género de terror. Mientras que escritores como Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft construyeron sus mundos de horror a través de lo sobrenatural y lo cósmico, Jackson nos invita a mirar dentro de nosotros mismos, a enfrentar el miedo que surge de la vida diaria, de la mente humana, de

DESENFOQUES: El exorcista.

El exorcista. Dir. William Friedkin. 1973. Warner Bros. Pictures Por Andrea Méndez El exorcista, dirigida por William Friedkin en 1973, es una de esas películas que no solo me impactó por su atmósfera terrorífica, sino también por la forma en que Friedkin utiliza la narrativa visual para explorar lo que considero las zonas más oscuras de la psique humana. A veces pienso que la película es como un espejo distorsionado, que refleja el terror interno de los personajes y del espectador. Me resulta fascinante cómo El exorcista va más allá del horror físico para adentrarse en el horror psicológico, usando imágenes que se meten en la mente de una forma invasiva. Uno de los aspectos visuales más impactantes de la película es la manera en que Friedkin maneja la luz y la oscuridad. Las escenas de la habitación de Regan, donde ocurre la mayor parte de la historia, están saturadas de sombras, pero no son sombras que ocultan, sino que revelan. Esto me recuerda mucho a las dinámicas del inconsciente

RUMORES: El socavón

Por Terrornauta El señor Ávila tenía una sonrisa afilada, de esas que cortaban conversaciones y cerraban tratos. Era un empresario al que nada le temblaba: ni la mano al firmar contratos ni el corazón al despojar a los ancianos de sus casas. “Son solo piedras viejas”, se repetía, convencido de que el progreso necesitaba sacrificios. Los proyectos de renovación urbana avanzaban rápido, y el barrio donde había crecido se convertía en una joya para los nuevos ricos. Las calles que alguna vez fueron sencillas ahora estaban pobladas de cafés hipsters y departamentos de lujo. Todo gracias a él, claro. Los ancianos que aún vivían allí, aquellos que no habían tenido la fortuna de vender sus casas por migajas, lo veían con recelo. “No se preocupen, les conseguiré una buena oferta”, les decía, apretando su sonrisa de dientes blancos. Pero ellos, con la piel curtida y la sabiduría de los años, no decían nada. Solo lo observaban desde sus portales agrietados, sus ojos hundidos, como si supieran al

HISTORIAS PERDIDAS: Leti y el color del aburrimiento

Por El Perrochinelo Leticia caminaba con flojera por las calles de la colonia, con su mochila medio colgada de un hombro y la falda del uniforme arrugada, como siempre. El sol pegaba duro, pero ella ni lo sentía, ya estaba acostumbrada a ese calor pegajoso que se colaba entre las grietas de los edificios viejos. Su abuela siempre le decía que se apurara, que no fuera a llegar tarde a la secundaria, pero Leti ya había aprendido que daba lo mismo llegar a tiempo o no. Total, todo estaba igual de jodido. En la mochila, además de los cuadernos maltratados, llevaba una lata de chela bien escondida. No era la primera vez que la colaba a la escuela. Con el tiempo, había aprendido a no hacerle caso a las miradas de los demás, a ignorar los comentarios de los maestros, a flotar en medio de todo ese caos que le decían "futuro". Pero, ¿qué futuro? Si su vida era un loop eterno: ir a la escuela, escuchar a su abuela quejarse de la pensión que no alcanzaba, ver a sus compas fantasear con

FÁBULAS INSULSAS: El Club de los sabios desconectados

Por TPS Había una vez un grupo de intelectuales que se reunía todos los jueves en un café muy exclusivo. Eran personas que leían los libros más complicados, debatían sobre teorías que pocos entendían y siempre se aseguraban de utilizar palabras tan largas que parecían haber sido inventadas solo para presumir. Los miembros de este exclusivo club se consideraban los guardianes de la verdad absoluta, convencidos de que solo ellos podían interpretar el mundo correctamente. Un día, decidieron que el tema de discusión sería la vida de "la gente común". Ninguno de ellos sabía realmente cómo vivía esa gente, pero eso no les impidió emitir juicios. "La plebe no entiende la importancia de la teoría crítica", decía uno. "Si tan solo leyeran a Foucault, comprenderían su opresión", añadía otro, mientras bebía un café con un nombre tan exótico como su argumento. Decidieron que era momento de salir de su burbuja intelectual y "educar" a las masas. Así que organ

UN DÍA CUALQUIERA: El Silencio

Por Rebeca Jiménez  Mariana observaba las paredes del museo con una atención distraída, sus ojos recorriendo las figuras y colores que parecían haberse desvanecido en un segundo plano. Luis, a su lado, hablaba con la misma pasión que siempre la había fascinado, su voz resonaba suave pero firme, llena de entusiasmo. Hablaba de arte, de vida, de la conexión entre lo visible y lo invisible, mientras ella solo podía concentrarse en la vibración de sus palabras, en cómo cada una le acariciaba el alma sin siquiera tocarla. Había sido su idea invitarlo al museo. Lo había hecho con una mentira piadosa: una exposición que supuestamente le interesaba a él, pero que en realidad era solo una excusa para estar juntos, solos, sin el ruido del mundo que siempre parecía interponerse entre ellos. Había una distancia entre ambos, una barrera invisible que la desesperaba, un velo que no sabía cómo rasgar. Mariana había intentado tantas veces, con sonrisas tímidas y palabras suaves, hacerle ver lo que sen