Agradecemos nuevamente a Nirvana por compartir sus poemas. La musa está muerta Reposan sus restos sobre mi cuerpo de madera Bañados en mirra Sus labios morados sin beso alguno guardado Desechos en miel Y ausentes Las cicatrices que dejan los buenos amantes Sin querer le recuerdo Violada repetidamente por el tren de la rutina El vaivén ritual del día y de la noche Marchitado sus viñas han Su cofre de desvelos sellado Despoblado de sus abrazos, De las plumas de lo que me hacía ella pensar que un ángel era, Las sombras de todas las noches ocultas bajo sus manantiales Propias, del sentimiento, del verbo encarnado No llaman más a la puerta Las marañas de un ingenio herido Lo que era sacro, su ruido Es cautivo, en cátedras desiertas Su teoría. Sus libros y su ciencia A ojos de Titán semejan olvido Acabado fue el perjurio, dulzor de los pasteles Pues a la hora del mármol Tus adeptos taimados, eunucos...