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Mostrando las entradas de julio 13, 2025

UN DÍA CUALQUIERA: La ruta sin nombre

Por Rebeca Jiménez  El camión avanzaba por la avenida con la paciencia mecánica de las cosas que ya no sienten. Eran las 10:43 de la mañana, un lunes de primavera con olor a metal caliente y sueño sin resolver. En el asiento doble, justo antes del final del RTP, iban sentadas Mariana y Diana. Esta última con los audífonos puestos —pero sin música—, mirando por la ventana como si esperara algo más que un semáforo en verde. Mariana, con las manos cruzadas sobre la mochila, el ceño apenas fruncido, mirando sus rodillas. Llevaban cuatro años juntas, casi cinco. No pasaban de los veinticinco, pero el silencio entre ellas tenía la edad de un matrimonio viejo. Nadie discutía. No había gritos ni portazos ni escenas. Solo una desgana invisible que se deslizaba entre sus cuerpos como una corriente fría. Diana se movía medio centímetro para no rozarle el muslo. Mariana evitaba, sin esfuerzo, que sus codos se encontraran. Lo más terrible era eso: la naturalidad con la que se hacían a un lado. ...

HISTORIAS PERDIDAS: El Mago del Metro

Por El Perrochinelo Llevo treinta años bajando al vientre del monstruo. Treinta años usando  la Línea 2 como quien entra a confesar sus pecados en la tripa del Leviatán chilango. De Taxqueña a Cuatro Caminos, de lunes a sábado, con la espalda torcida, la quincena agujereada y el corazón hecho pomada. Y en todo ese tiempo, en todos esos miles de trayectos apretujados, hay una cosa que siempre ha estado ahí, como los chicles en el piso y el sonido destartalado del convoy: el Mago. Sí, así, con mayúscula: El Mago del Metro . Así lo conocen los que lo h emos  visto. Y los que no, pues nomás se han perdido del único verdadero acto de magia que le queda a esta ciudad rota: ese señor flaquito, encorvado, con su saco beige que fue elegante cuando el PRI era revolución y no ruina, y su pantalón tan planchado que parece cartón. El copete alto  le brilla tanto que si lo ves de frente con las lamparas  de l vagón , hasta te encandila. Pero lo que más brilla son sus trucos. "A ve...

FÁBULAS INSULSAS: La hippie de barrio y los Dioses blancos del norte

Por TPS Había una vez, en un barrio donde la renta subía más rápido que la conciencia de clase, una joven llamada Luna Mar —nacida Lucía Margarita Ramírez Peña— que decidió ser libre: libre de horarios, de trabajo fijo, de shampoo comercial y de cualquier atisbo de autocrítica. Luna Mar no era como los demás. Se describía como “ciudadana del mundo” aunque nunca había salido de su país. Su especialidad era gritar contra el imperialismo con un vaso de matcha importado en la mano y una tote bag que decía “¡No a la gentrificación!”, regalo de una galería eco-chic financiada por un consorcio minero canadiense. Su corazón era noble, su alma era kitsch y su confusión, infinita. Cada protesta light y de moda contra lo que fuera, era para ella una oportunidad de mostrar su impetu de lucha... y de ligarse a algún extranjero de ojos claros. Porque si algo la movía más que la justicia social, era la posibilidad de que un wero con barba le dijera: “Your Spanish is so exotic”. Cuando no marchaba, so...

RUMORES: El departamento de los niños

Por Terrornauta Transcripción del relato de una radio escucha anónima del podcast de terror "SOMBRAS NOCTURNAS" 23  de marzo 2012 Nadie me creyó cuando les conté lo que pasó. No me extraña. Yo misma no lo habría creído hace dos años, cuando recién me mudé a ese departamento remodelado en la San Rafael. Con techos altos, luz natural, y ese falso aire industrial que los corredores inmobiliarios llaman “vintage”. Decían que antes era una vecindad. Que ya no quedaba nada de eso. Mentira. Desde la primera semana empecé a notar cosas raras. Cambios pequeños. Mis llaves no estaban donde las dejaba. El gas se abría solo. Las plantas que puse en la ventana amanecían rotas. Pensé que era el gato de la vecina, o quizá que vivía demasiado estresada como para recordar mis propios pasos. Me reí de mí misma. Hasta que empecé a oír las risas. Primero en la madrugada, luego en la tarde. Risas de niños. Suaves, lejanas, como si jugaran a las escondidas entre las paredes. Y golpes. Pasitos. Car...

REFERENCIAS. Jorge González Camarena: los trazos de una esperanza lúcida

Por Félix Ayurnamat Visitar la exposición “La utopía inacabada” es como caminar dentro de la mente de alguien que, sin dejar de mirar el pasado, apostó todo por un futuro más humano. El Museo del Palacio de Bellas Artes le rinde homenaje al pintor, muralista y escultor Jorge González Camarena en el 45 aniversario de su muerte, con una muestra muy amplia con más de más de 100 piezas. Y sin embargo, al salir, uno se queda con la extraña sensación de que algo sigue abierto, inconcluso. Quizá sea la misma utopía que el título propone: no terminada, pero viva. Desde las primeras salas, se percibe que González Camarena no fue un artista que se conformara con representar lo visible. Su obra busca sentidos, invoca mitologías, se sumerge en las entrañas de la historia y emerge con preguntas antes que con respuestas. Hay algo profundamente lúcido en su trazo: una inteligencia sensible, crítica, serena, que no busca deslumbrar sino conectar. La exposición está organizada en cuatro secciones, pero...

SOBRE EL ARTE: Por una crítica del arte desde la sociedad

Por Félix Ayurnamat Desde hace años constantemente me hago una pregunta: ¿para quién hablamos cuando hablamos de arte? ¿Quién tiene derecho a mirar, a interpretar, a decir qué vale y qué no? Porque si algo he aprendido en mi vida como artista y como espectador es que el arte no es un lenguaje neutro. Está atravesado por el poder, la historia y las condiciones materiales de quienes lo producen, lo enseñan, lo venden y lo legitiman.   Durante mucho tiempo, la historia del arte se nos presentó como un relato universal, con mayúsculas, donde lo europeo, lo blanco, lo masculino y lo burgués eran la norma. Como si no existiera nada más allá de los museos parisinos o las academias italianas. Como si las tramas textiles de Oaxaca, los murales de barrios obreros, las danzas africanas, las procesiones andinas o los grafitis de la periferia no fueran también formas complejas de pensamiento visual. Por eso creo que urge una crítica del arte desde una mirada social, descolonizada y popular. No ...

XOCHIMILCO: El culto de los Niños Dios en Xochimilco

Por MFTX En Xochimilco la devoción por el Niño Dios es profunda. La imagen más célebre es el Niñopa (o Niñopan): una escultura de madera del siglo XVI que representa al Niño Jesús. Se considera una de las imágenes católicas más antiguas de América Latina. El Niñopa no tiene un templo propio; recorre cada año los hogares de los barrios de Xochimilco bajo la custodia de familias locales (mayordomos) encargadas de velar por él y organizar festejos. Por la magnitud de estas festividades, el Niñopa llegó a ser “el centro de la vida religiosa” de los barrios históricos de Xochimilco. Este culto es un sincretismo: combina la tradición cristiana traída por los evangelizadores con antiguas creencias indígenas. Por ejemplo, algunos estudios señalan que proviene del rito prehispánico del “bajamiento del agua”, donde se dramatizaba la aparición anual de Huitzilopochtli (dios solar) como un niño divino. Antecedentes prehispánicos Aunque hoy es una festividad católica, las raíces de esta veneración ...

TÉRMINOS ÚTILES PARA INÚTILES: Lambiscón

Por TPS Lambiscón (sust. masc./fem., adj.): Individuo afectado por el trastorno de servilismo obsesivo-adulador (TSOA), caracterizado por una compulsión incontrolable a lamer metafóricas suelas ajenas, alabar lo que sea que diga el jefe, el patrón o cualquier figura de poder, aunque esté diciendo que el sol es cuadrado o que la quesadilla siempre lleva queso. Etiología social: El lambiscón suele surgir en ambientes donde el oportunismo es valorado como virtud, el mérito es un mito y el único ascenso real es por rodilla sucia. Su crianza suele incluir frases como: “Hazle la barba al profe pa’ que te pase”, o “más vale caerle bien al licenciado que ser competente”. Características clínico-psiquiátricas: Reflejo barbero-gluteal Involuntario: Se activa automáticamente ante cualquier figura de autoridad, provocando elogios espontáneos tipo “¡Qué buena corbata, ingeniero, se ve usted jovial, fresco, y sobre todo, justo!” Síndrome del “Sí señor”: Incapacidad patológica para decir “no”, inclus...

EL PETATE DEL MUERTO: Ya chole con su ardor, derecha chillona

Por El Perrochinelo Nel, banda, ya estuvo bueno de tanta lloradera fifi. Otra vez amanecí escuchando en el radio del señor que vende tamales (mis orejas son libres, pero mi corazón no se salva del chisme), que AMLO es un agente iraní, un reptiliano disfrazado de peje y que Claudia Sheinbaum es en realidad un androide programado por Fidel Castro desde el más allá. ¿Neta? ¿Ya no les alcanza ni pa' la decencia? ¿De qué tamaño es su coraje, mis estimados machuchones de la derecha? ¿Qué les duele más? ¿Que ya no pueden viajar en helicóptero del gobierno a sus partidos de golf? ¿Que el chayo ya no llega con moñito a la redacción? ¿O que el peje no les dio ni pa’l café con piquete? Háganse un té de tila y dejen de inventarse cuentos más sacados de onda que los de Jaime Maussan. Miren, yo soy un perro, pero de esos con calle y cerebro, y no me trago cualquier croqueta de infoxicación. Desde hace ya un rato andan diciendo que AMLO era comunista, pero ¿dónde está la URSS? ¿Dónde el muro de B...

EL TEXTO INVITADO: Los duraznos.

Por Félix Ayurnamat La tarde era larga, como todas en San Gregorio. El sol caía lento sobre los techos resquebrajados. Carmen  caminaba descalza por el patio de la casa vieja, tanteando con los pies la tierra caliente, los pedacitos de vidrio que nadie recogió nunca, los duraznos  secos . —Nomás no los pises, niña —le había dicho su abuela alguna vez—, traen moscas de los muertos. Pero la abuela ya no hablaba. Ni ella ni su madre ni nadie en esa casa. Solo quedaban las voces que a veces se colaban por el corral, en la hora en que todo crujía como hueso viejo. Ana recogió un durazno arrugado, lo giró en la palma. Le olía a tierra y a so l . Cerró los ojos y allí estaba él. —¿Vas a venir mañana? —le había preguntado Marcos, una tarde igual que esta, en este mismo patio. Tenía tierra en las uñas y una cicatriz delgada en el cuello. —No sé. — Te espero . Vámonos de aquí . Nunca supo a dónde. Nunca volvió a verlo. Al día siguiente, los hombres del pueblo anduvieron diciendo que lo ...