Leí por ahí alguna vez que cuando a una persona le quitan el cristalino del ojo, durante un tiempo ve el mundo patas arriba, al revés, hasta que un día, bruscamente, vuelve a verlo al derecho. Creo que es lo que nos pasa: hemos acabado por acostumbrarnos a ver el mundo al revés y ahora nuestra visión ha dado un vuelco y ya no nos damos cuenta de que está al revés. Nos parece natural que el arte “alternativo” llene las galerías y los museos, que los críticos más respetables aplaudan a los pintores que se declaran más subversivos, que el Estado dé facilidades y hasta apoyo económico a las películas que más ganan o a los cantantes más millonarios del mundo, que se apoye como creadoras de empleo a las empresas que más despidos masivos practican, que los conservadores estén más dispuestos que nadie a arrasar el patrimonio histórico para hacer buenos negocios inmobiliarios… en fin, que ya nada nos asombra. Resulta que ahora son los presidentes de las democracias (Bush por ejemplo) los que av...