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Mostrando las entradas de mayo 4, 2025

LA CRÓNICA DEL DÍA: Mi madre

Hoy desperté con el dulce sonido de una notificación de mi banco  en mi celular, anunciándome que solo me quedaban $37.80  y deseándome Feliz Día de las Madres. No, no me puse cursi ni me brotó el instinto filial como si esto fuera una telenovela turca. Pero sí me puse a pensar —entre la miseria y la cafeína— en esa figura sagrada y malentendida que es mi madre. Porque sí, le guardo cierto rencor. No por nada específico, sino por todo: por parirme, por obligarme a convivir con humanos, por imponerme unas tías  con ideas ridícul a s y dramas hormonales que merecían serie en HBO. Por esa presión social de “sal de tu cuarto, saluda, ponte bonita”. ¡Como si ser un mueble pasivo-agresivo no fuera una opción válida de vida! Y sin embargo, la quiero. No me preguntes por qué. Es como querer a tu cactus: te pica, te ignora, a veces se le seca una parte ... pero ahí estás, regándola con la esperanza de que un día te dé una flor. Aunque sea una flor de un día . Cada año, cuando se a...

CRÓNICAS PERRAS: A las jefecitas

Por El Perrochinelo ¿Qué pachuca por Toluca, mi bandita? Hoy amaneció la ciudad bien enchilada de emociones, porque es diez de mayo, día en que las florerías hacen su agosto, los mariachis andan como con harta  chamba y los morros en las escuelas declaman poemas con voz de ardilla mientras sus jefecitas se limpian las lágrimas con servilletas de  papel . Y mientras todo eso pasa, yo, su lomito de confianza, El Perrochinelo, me echo esta crónica pa’ homenajear a las meras meras: las mamás de barrio, las jefas que rifan y las que ya se nos fueron, pero siguen mordiendo el corazón cada que uno escucha un “hijo, abrígate”. Porque yo también tuve jefecita, no crean que nací por esporas como hongo en baldío. No, mi madre, la doña, era una perra luchona, sin pedigree pero con clase, que me crió entre puestos de garnachas y basureros comunitarios, enseñándome a cruzar avenidas sin semáforo y a ladrarle solo a los que son gandallas . La doña me cuidó como pudo hasta que un día se me fu...

DESENFOQUES: La maternidad como herida, deseo y mirada en el cine

Coroline, 2009 Por Andrea Méndez  La maternidad en el cine… ay. Siempre me detengo cuando escribo sobre esto. No porque no haya mucho que decir (hay demasiado, tal vez), sino porque me atraviesa. Porque aunque no soy madre —y no sé si quiero serlo—, he sentido el vértigo de ese lugar simbólico, el peso de las madres de otras, las madres que fui en sueños, las que no tuve, las que veo en la pantalla. Porque el cine ha sido una escuela emocional para mí, y ahí he aprendido que la maternidad no es solo un hecho biológico, sino una fuerza visual, un nudo psíquico y narrativo. Un territorio emocionalmente peligroso, contradictorio y bello. Cuando era más joven —muy joven— pensaba que las películas sobre mamás eran aburridas. Demasiado "normales". Pero un día, viendo The Piano de Jane Campion, algo cambió. Holly Hunter, muda, con su hija en un rincón salvaje de Nueva Zelanda, me mostró que la maternidad también puede ser silenciosa, sexual, rota. Que una madre puede desear, puede ...

HISTORIAS DESDE EL ABISMO: La madre como umbral del horror

Por Terrornauta En los pasillos húmedos y oscuros del cine de terror, donde el alma tiembla ante lo inexplicable y lo prohibido, hay una figura que regresa una y otra vez, arrastrando con ella no sólo sombras, sino también memorias ancestrales de amor, dolor y sacrificio. Esa figura es la madre. No hay imagen más contradictoria, más abismal y fascinante que la de la madre en el cine de horror. Ella no sólo engendra vida: también puede sellar destinos, provocar la muerte o abrir la puerta a lo innombrable. En su regazo caben tanto el consuelo como la maldición. En su abrazo, el refugio o la asfixia. La madre, en el imaginario colectivo, ha sido elevada a símbolo de pureza, entrega y protección incondicional. Pero el cine de terror —como una criatura que se alimenta de lo reprimido— se encarga de corroer esa imagen, de desfigurarla con una lente oscura hasta mostrar lo que se oculta tras el mito: la madre controladora, la madre ausente, la madre que devora a su hijo con amor patológico o...

TROMPABULARIO: Porque soy tu madre y punto

Por TPS  P ocas expresiones encapsulan con tanta eficacia la autoridad incuestionable como el célebre "Porque soy tu madre y punto". Esta frase, transmitida de generación en generación, actúa como un decreto inapelable que zanja discusiones y reafirma la jerarquía materna en el hogar. Desde una perspectiva sociológica, esta expresión puede interpretarse como un mecanismo de control social que refuerza las estructuras familiares tradicionales. Al invocar su rol materno, la madre mexicana no solo establece límites claros, sino que también apela a una autoridad moral y emocional que trasciende la lógica argumentativa. Estudios recientes han revelado que "¡Porque soy tu madre!" es una de las frases más emblemáticas en diversas regiones de México, destacando especialmente en el norte y el centro del país, donde se utiliza para establecer límites y reafirmar autoridad, con un 33% y 32% de preferencia respectivamente . Esta frase no solo refleja la dinámica de poder en el ...