Por Arquitorrinco Dentro de los recorridos ociosos que normalmente realizo, esta vez me encuentro en el corazón de la capital veracruzana. Por morbosidad malsana, me enteré que existe un lugar (diseñado por Rafael Pardo) que ganó un premio de arquitectura y como es mi costumbre quise ir a ver cómo estaba el adefesio. No me equivoqué, en el número 42 de la calle Luis J. Jiménez, a un costado del parque de “Los Berros”, resalta un espantoso monstruo de concreto sin chiste, que rompe con el contexto de las construcciones aledañas del siglo XX. Uno pensaría que al interior es donde está la “magia” que le hizo ganar su premio pero no, ya que como siempre, los arquitectos diseñan para los arquitectos y no para la gente. Es un lugar pequeño, con capacidad de 6 mesas y barras para comer, el espacio abierto al público son únicamente 2 niveles aunque por fuera se nota que son 4 pisos, hay una mala circulación al interior y está lleno de pseudoarte. A pesar ...