Por Arquitorrinco
Dentro de los recorridos ociosos que normalmente realizo, esta vez me encuentro en el corazón de la capital veracruzana. Por morbosidad malsana, me enteré que existe un lugar (diseñado por Rafael Pardo) que ganó un premio de arquitectura y como es mi costumbre quise ir a ver cómo estaba el adefesio.
No me equivoqué, en el número 42 de la calle Luis J. Jiménez, a un costado del parque de “Los Berros”, resalta un espantoso monstruo de concreto sin chiste, que rompe con el contexto de las construcciones aledañas del siglo XX.
Uno pensaría que al interior es donde está la “magia” que le hizo ganar su premio pero no, ya que como siempre, los arquitectos diseñan para los arquitectos y no para la gente.
Es un lugar pequeño, con capacidad de 6 mesas y barras para comer, el espacio abierto al público son únicamente 2 niveles aunque por fuera se nota que son 4 pisos, hay una mala circulación al interior y está lleno de pseudoarte. A pesar de que el techo es alto, en el entrepiso y aun con una mini ventana abierta para el cruce de aire, se produce un efecto chimenea, por lo que sin importar el clima, te sientes en el mismísimo infierno. No suficiente con eso, tienen una rampa muy estrecha que comunica el tapanco de madera con un piso de vidrio donde exhiben esculturas mal montadas, la sensación al subir esa rampa, pese a que no es muy larga, es horrible, pareciera como si la estructura fuera a fallar por cualquier movimiento en falso que la pobre víctima que se suba haga. Su planta arquitectónica es hexagonal (en forma de las casitas que todos hemos dibujado alguna vez en la vida), empieza siendo un rectángulo con unos 4m de frente por unos 6m de largo y termina en un triángulo chato cuya parte más pequeña es de aproximadamente 1.5 m, por lo que gracias a ese capricho, se desperdicia el espacio.
El lugar es sumamente pretencioso e ideal para ir a echar verborrea sin sentido que te haga parecer inteligente. Sin embargo, pese a todas mis quejas, sí recomiendo las papitas y la salsa de chile seco con cacahuate.
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