Querido Félix Hoy vamos a hablar de algo que te conté en mi última carta, una especie particular que todos hemos conocido alguna vez: las abejas reinas. No, no me refiero a las laboriosas y fascinantes criaturitas de la apicultura, sino a esa subespecie humana que se origina en las preparatorias y universidades, pero que, por desgracia, logra sobrevivir y prosperar en los ecosistemas laborales. Si el mundo fuera una de esas malas series de Netflix sobre adolescentes, las abejas reinas serían las protagonistas. Pero, como bien sabes, yo no soy fan de las protagonistas. Las abejas reinas, querido Félix, son ese fenómeno que parece salido de un laboratorio genético. Son expertas en aparentar perfección. En la prepa, tenían todo bajo control: el cabello perfecto (ni un pelo fuera de lugar, ni siquiera después de educación física), la ropa impecable (aunque fuera el uniforme, parecía sacado de una revista) y, por supuesto, la risa sincronizada con su séquito. Porque, claro,...