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Mostrando las entradas de diciembre 22, 2024

LA CRÓNICA DEL DÍA: La navidad.

Querido Félix ¿Sabes qué es lo más irónico de mi existencia, además de que mis vecinos creen que soy una especie de loca antisocial porque nunca devuelvo los saludos? Me gusta la Navidad. Sí, la Navidad. Esa cosa chillante, pegajosa, infestada de luces parpadeantes y adornos brillantes que parecen diseñados para provocar ataques epilépticos. Lo sé, Félix. No parece algo propio de mí, la reina de la ironía y el pesimismo, pero permíteme explicarte antes de que me quites tu amistad por considerarme una hipócrita. Primero, vamos a despejar las obviedades: detesto las fiestas familiares. En serio, las detesto. Es como un desfile anual de preguntas incómodas y comentarios pasivo-agresivos. "¿Y tú para cuándo?" "Deberías pensar en invertir en una casa." "Tu prima está esperando su segundo bebé, ¿qué esperas tú?" ¡Por Dios, Félix, lo único que espero es que alguien me pase otra copa de vino antes de que pierda la cordura! Pero claro, ahí estoy, sonriendo como un...

CRÓNICAS PERRAS: ¿Quién soy?

Por El Perrochinelo ¡Órale, bandita! Les habla el mero mero cronista de las calles chilangas, perro callejero de hueso colorado y poeta de la banqueta. Hoy les contare mi historia, empieza en una esquina de Iztapalapa, allá por donde el sol pega recio y las banquetas están siempre vivas. Nací entre un montón de ladrillos y chatarra, con un par de hermanos que se me fueron quedando en el camino. No es que uno elija esta vida, banda; simplemente, te toca y hay que rifársela como venga. Desde morrito aprendí que en la calle o corres o te encueran. Mi primer lección de vida me la dio un camión que pasó a dos pelos de mi cola. Desde ese día entendí que en esta ciudad o te mueves rápido o te quedas estampado en el asfalto. La gente va y viene como hormigas apuradas, pero pocos se fijan en uno. A veces me daban una tortilla, otras, una patada. Pero, ¿qué creen? Aquí sigo, entero y más sabio que muchos de esos que se creen muy acá con sus tenis de marca. Aprendí a leer los rostros de los chila...

DESENFOQUES: Un cuento navideño… con explosiones

  Por Andrea Méndez Cuando menciona Die Hard (o Duro de matar , para los puristas del doblaje latino), me vienen a la mente luces de Navidad parpadeando, villancicos a lo lejos y, claro, explosiones a todo volumen. ¿Es una película navideña? Para mí, sin duda lo es, pero no solo por la ambientación o porque "Let It Snow" suene en los créditos finales. Creo que hay algo más profundo, algo en la narrativa visual y la construcción de sus personajes que la hace tan entrañable y, curiosamente, tan navideña. La historia de John McClane (Bruce Willis) podría resumirla como un viaje de autoconocimiento disfrazado de historia de acción. Es un tipo ordinario en una situación extraordinaria, enfrentándose no solo a terroristas, sino a sus propios defectos, inseguridades y a una crisis matrimonial. Podríamos decir que McClane representa al "yo" en lucha constante por equilibrarse entre el "ello" (los impulsos de supervivencia y violencia) y el "superyó" (su...

HISTORIAS PERDIDAS: La mandarina

Por El Perrochinelo La noche caía sobre el Centro de la ciudad como un manto de luces rotas y murmullos de paso. La Navidad era un exceso de esferas y luces colgadas en las fachadas de los edificios, de vendedores que anunciaban ponche tibio y puestos de buñuelos que olían a azúcar quemada. Pero para Diana y el Flaco, la Navidad era otra cosa: un pedazo de calle para ellos solos, un espacio entre el caos donde podían imaginar que el mundo no estaba tan jodido. Diana se apretaba la chamarra sobre los hombros mientras pateaba una botella vacía que alguna familia había dejado en la banqueta. El Flaco iba un paso adelante, cargando la mochila donde guardaban todo lo que tenían: un par de cobijas, un monito de peluche sin un ojo que Diana se había encontrado hace años, y una bolsa con un par de mandarinas que habían "rescatado" de un mercado. —¿Qué? ¿Te friolaste? —preguntó el Flaco, volteando hacia ella con una sonrisa torcida. —Nel, es nomás que el aire pega chido —respondió Dia...

UN DÍA CUALQUIERA: La Noche de Paty

Por Rebeca Jiménez La noche era una manta negra rota por las luces intermitentes de los adornos navideños que alcanzaba a ver desde la ventana. Paty estaba sentada en el sillón de la sala, abrazada por el silencio, mientras el aroma de un pino artificial se mezclaba con el eco distante de villancicos en algún televisor vecino. La casa no era suya, pero en ese momento era su refugio. La amiga que la había acogido estaba con su familia en otro estado, y Paty se había quedado sola en un espacio prestado, una metáfora de su vida: entre paréntesis, como si estuviera de paso. Sobre la mesa había una taza de chocolate frío que no había tocado. Alrededor, cajas de plástico con adornos navideños que su amiga insistió en que colocaran juntas semanas atrás. Paty pensó en sus padres, en la casa donde creció, en las cenas navideñas que eran más una obligación que una celebración. Su madre, siempre a disgusto, encontraba algún defecto en todo: el pavo muy seco, el árbol demasiado pequeño, los hijos ...

EL POEMA INVITADO

La navidad que olvidamos Por OA  La nieve no llega a estos rincones, donde los migrantes cruzan fronteras de silencio, donde los niños duermen en la piel rota de la ciudad, y los ancianos miran la soledad como el único regalo que les queda. En los muros se escriben sus nombres, en un idioma que nadie lee, mientras la noche brilla con luces de plástico que no alcanzan a iluminar su frío. Los villancicos suenan, pero son ecos lejanos, fantasmas de una alegría que nunca se detiene a mirar. La navidad es un espejismo, una promesa vacía en las banquetas donde los sueños se cambian por monedas, donde las manos pequeñas piden más que pan, piden ser vistas. Los ancianos esperan a nadie en sillas gastadas, los ojos fijos en puertas que ya no se abren, el corazón latiendo como un reloj cansado que mide los segundos de su olvido. Y nosotros, ajenos, envolvemos nuestras culpas en papel brillante, creyendo que el calor de un hogar es derecho y no fortuna. Miramos de reojo, rápido, antes de segu...