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RESONANCIAS: Víctor Jara (28 de septiembre de 1932 - 16 de septiembre de 1973)

Por Félix Ayurnamat Víctor Jara fue un artista chileno que se destaco por su música y por su compromiso con la lucha social. Su figura, va mas allá a la de un simple cantautor, es la de un verdadero ícono en la historia de Chile y América Latina. Me resulta fascinante cómo Víctor Jara logró sintetizar la experiencia popular y convertirla en arte con una profundidad pocas veces vista. Primero que nada, hay que entender que Jara no fue un músico que sólo tocaba para entretener; su música tenía un propósito más grande. Jara creía en el poder del arte como herramienta de transformación social, y esa visión es la que lo llevó a participar activamente en la Nueva Canción Chilena, un movimiento que rescataba las raíces musicales y culturales del pueblo, pero con un claro compromiso político. En un país que comenzaba a sufrir las tensiones políticas que eventualmente los llevarían al golpe militar de 1973, Víctor fue una voz que, a través de sus canciones, hablaba de los derechos humanos, la
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LA CRÓNICA DEL DÍA: Serenidad budista

Querido Félix, Es increíble lo que uno es capaz de lograr cuando la desesperación toca a la puerta, o más bien, cuando el sistema laboral te arrastra, atada de manos, a convivir con lo peor de la especie humana: los compañeros de trabajo. Debo admitirlo, Félix, he desarrollado una habilidad digna de un monje budista para aparentar amabilidad. ¡Qué ironía! Yo, que cada vez que entro a la oficina siento que me han metido a la versión corporativa de una película de Saw, donde todos sonríen mientras, mientras yo tejo pacientemente las trampas. Podrías preguntarte cómo lo hago. ¿Cómo sobrevivo al infierno de los saludos falsos, las pláticas incómodas sobre el clima o las odiosas charlas de café? Es simple: me he convertido en una experta en fingir. He alcanzado un nivel casi zen en el arte de simular que me importa un comino lo que los demás piensen. Claro, Félix, no creas que esto vino de la nada. Este "dominio espiritual" ha sido un trabajo arduo, como si me hubieran metido en u

EL PETATE DEL MUERTO: LA DERIVA AUTORITARIA

Por El Perrochinelo Órale, banda, pues resulta que los “intelectontos orgánicos” ya andan bien desatados con eso de la “deriva autoritaria” de AMLO, como si el compa se hubiera levantado una mañana diciendo: “Hoy voy a ser el dictador que siempre soñé”. No manchen, ¿de dónde sacan esas jaladas?  Pero antes de desglosar su bonito teatrito, vamos por partes. Pa’ empezar, la banda ya se dio cuenta de que estos genios que se sienten dueños de la verdad absoluta, solo andan de ardidos porque su palabra ya no pesa nada. Lo que dicen ya no se lo traga ni el perro más hambreado, y eso, mis cuatitos, les cala hasta el fondo de sus sesudas cabezas. Imagínate dedicarte toda la vida a escribir “ensayitos” sobre cómo debe ver el mundo la gente y luego darte cuenta de que la plebe te tira de a loco. Pues claro que arde, ¿no? Ahí tienes a los Krauze y a los Aguilar Camín, disque los paladines de la “democracia” (léase con voz de ñor fresa), diciendo que la 4T nos lleva derechito a una dictadura. ¿Net

CRÓNICAS PERRAS: No sean ojeis

Por El Perrochinelo ¡Ora sí, raza! Hoy vengo bien encanijado, y si me ven más enchilado que un gringo que acaba de comer habanero, es porque no aguanto más a esas culebras que abandonan a sus cuates caninos en la calle. ¡Qué poca madre, neta! Si hay algo que me revienta el hocico es ver a mis compas, esos peludos que andaban bien chidos, con su vida hecha, su camita, su plato lleno y de repente… ¡Pum! Los botan en la esquina como si fueran basura. A esos desgraciados les digo, ¿neta creen que es normal deshacerse de un cuate así nomás, como si fuera un mueble viejo? Pa' empezar, vamos a dejar algo bien claro: un perro no es un accesorio, ni un adorno pa' tu depa fifí o tu casa. No es pa' presumirlo en Instagram cuando está cachorro y luego, cuando crece, ya te estorba. ¡No, mano! Un perro es un compa, es de la familia, ¿me explico? Pero parece que algunos se olvidan de eso. Me cae que deberían de haber clases pa' enseñarles a cuidar a los animales antes de que se anden

HISTORIAS DESDE EL ABISMO: El Body Horror, el horror de la carne.

The Fly (1986), Dir. David Cronenberg Por Terrornauta Desde las profundidades más oscuras de nuestra psique, donde el miedo se arraiga en la esencia misma de lo que significa ser humano, existe un género cinematográfico que perturba nuestras percepciones más íntimas: el Body Horror. Este subgénero del terror, en el cual los cuerpos humanos son transformados, desfigurados o invadidos por fuerzas ajenas, revela una angustia tan antigua como la humanidad misma: el miedo a la fragilidad de la carne y el inevitable colapso de nuestro cuerpo bajo la presión del tiempo, la enfermedad o lo desconocido. El Body Horror se caracteriza por representar la corrupción física, por mostrar cómo el cuerpo, aquello que damos por sentado como parte de nuestra identidad, puede traicionarnos de las maneras más grotescas. En estas historias, la carne deja de ser un simple vehículo para nuestra existencia, y se convierte en el objeto del horror en sí mismo. Este género no busca solo sobresaltarnos, sino enfre

DESENFOQUES: Los pájaros

  Los pájaros. Dir. Alfred Hitchcock (1963) Por Andrea Méndez Los pájaros de Alfred Hitchcock (1963) es una de esas películas que, aunque la veas mil veces, siempre te deja con una sensación de inquietud que no se disipa fácilmente. Recuerdo la primera vez que la vi, casi como un experimento de resistencia emocional, y desde entonces no he dejado de pensar en cómo utiliza Hitchcock la imagen para provocar una tensión casi visceral en el espectador. Es fascinante cómo logra, a través de lo visual, explorar las ansiedades humanas más profundas, esas que a menudo reprimimos pero que de pronto, como los pájaros en la película, se desbordan sin control. Lo que más me sorprende de esta película es cómo Hitchcock transforma lo cotidiano en una fuente de terror. Visualmente, la película juega con la familiaridad de los espacios —el tranquilo pueblo costero de Bodega Bay, los cielos abiertos y los paisajes apacibles— y poco a poco introduce el caos. La belleza tranquila de los paisajes californ

RUMORES: El Castigo de los muertos

Por Terrornauta. Don Beto siempre decía que no había respeto por los muertos. Lo gritaba desde la entrada del panteón, cuando veía a los adolescentes correr entre las tumbas o a los borrachos buscar sombra entre las lápidas. Pero su queja más grande era por los robos. "Ya no les dejan ni descansar en paz", murmuraba cada que veía una tumba sin ventanas o puertas. "Aluminio... ni los muertos se salvan de los robos". Todos en la zona sabían quiénes eran los responsables. No era difícil adivinarlo. Ernesto y Lalo llevaban años desmantelando tumbas, arrancando las ventanas y las puertas de aluminio para venderlas en el fierro viejo y luego gastarlo en sus adicciones. No les importaba nada. "Los muertos no necesitan lujos", decían mientras levantaban una carcajada, ignorando las advertencias de Don Beto. Una noche, cuando el calor sofocante de abril parecía espesar la oscuridad, Ernesto convenció a Lalo de hacer otra incursión en el cementerio. Lalo tenía mala

HISTORIAS PERDIDAS: El rey sin trono

Por El Perrochinelo Sergio siempre fue de los que creía que la vida le debía algo. Desde morro ya tenía esa jeta de pocos amigos, esa que usaba cuando veía a los otros morritos estrenando tenis mientras él traía los Converse más rotos que su autoestima. “Pinches suertudos”, pensaba. Nunca entendió que los demás se chingaban para ganarse lo que tenían. No, él sentía que se lo merecía todo nomás porque sí. “Pa’ qué matarse si la vida tiene que darme lo mío”, se repetía, mientras se hacía güey. Desde escuincle se la pasaba envidiando todo y a todos. Cuando el Toño, su vecino, se ganó una beca en la prepa, Sergio le dijo a su mamá. “Seguro el güey le hizo la barba a los profes”, mientras se saltaba clases y se la pasaba vagando por los rumbos, inventando excusas de por qué no hacía ni madres. Sus jefecitos ya lo traían entre ceja y ceja, pero Sergio, en vez de ponerse las pilas, les echaba la culpa a ellos. “Es que ustedes nunca me apoyan, por eso no me sale nada”, les soltaba, buscando cu

FÁBULAS INSULSAS: La asombrosa ascensión de Dulce

Por TPS Había una vez una joven llamada Dulce, cuyo nombre parecía ser un mal chiste en comparación con su verdadera personalidad. Aunque aparentaba ser amable y dulce como la miel, su corazón estaba lleno de ambición desmedida. Dulce tenía un objetivo claro en la vida: ser famosa y reconocida, sin importar a cuántas personas tuviera que pisotear en el camino. Con una sonrisa perfectamente ensayada y un tono de voz cálido, Dulce sabía cómo ganarse la confianza de los demás. Siempre aparecía en el momento oportuno con palabras de apoyo y una actitud encantadora. “¡Tú eres tan talentosa/o!”, decía a sus compañeros de escuela mientras en su mente planeaba cómo usar su esfuerzo para beneficio propio. “Déjame ayudarte con esa presentación, ¡juntas podemos lograrlo!”… Y claro, luego se quedaba con todo el crédito. Su estrategia era sencilla: fingir ser la amiga perfecta, manipular, y cuando ya no le servían, traicionarlos sin pestañear. Era experta en la seducción, pero no en el sentido romá

UN DÍA CUALQUIERA: El Monstruo de las noches

Por Rebeca Jiménez. Cada noche, el mismo ritual. Elisa, de 25 años, se acostaba temprano con la esperanza de que el sueño la librara de la inquietud que siempre la acechaba. Pero apenas las luces del día morían, algo en su mente comenzaba a desdibujar los límites entre el descanso y el tormento. La calma duraba poco, apenas unas horas, antes de que el monstruo apareciera. Eran las tres de la mañana cuando Elisa se despertó de nuevo, su pecho comprimido por un peso invisible, sus manos temblando y su garganta seca. La oscuridad de la habitación le resultaba densa, casi palpable, pero no era la falta de luz lo que la asfixiaba; era ese monstruo que habitaba en las profundidades de su mente, siempre susurrando, siempre alimentándose de sus inseguridades. El rostro de su madre apareció en su mente como una sombra difusa pero imponente. Sus expectativas, esas que se deslizaban en cada palabra, en cada gesto, como veneno disfrazado de amor. “Eres capaz de más, Elisa. Debes esforzarte. ¿Por q