Por MFTX
Los chinelos son mucho más que una danza: son un símbolo vivo de identidad, resistencia y fiesta. Producto de la tradición carnavalesca del mestizaje cultural, los chinelos son parte de las tradiciones de Xochimilco, son protagonistas de celebraciones populares locales, especialmente durante el carnaval y otras festividades religiosas.
El “brinco” de los chinelos, esa forma de saltar con energía al ritmo de bandas de viento, no es solo un espectáculo: es un acto simbólico muy arraigado en la memoria de los barrios de Xochimilco. Investigaciones académicas muestran que esta danza forma parte de las procesiones en torno a las fiestas religiosas.
Desde sus orígenes, los chinelos han tenido una carga de subversión social: sus máscaras exageran rasgos europeos, barbas puntiagudas, ojos claros, como una mofa de los colonizadores, una burla simbólica que habla de resistencia. Con el paso del tiempo, la tradición se ha adaptado: los trajes que antes imitaban camisas europeas han evolucionado y hoy incorporan lentejuelas, chaquiras, plumas e incluso personajes de la cultura popular.
En el contexto de Xochimilco, los chinelos también refuerzan el sentido de pertenencia barrial. Tal como lo relatan quienes participan en las comparsas, pertenecer a un grupo de chinelos significa representar el grupo especifico, y la idea del “brinco” adquiere valor simbólico: no solo es danza, sino un ritual de reafirmación comunitaria. Además, la calle, las avenidas, los barrios, se convierte en un escenario vivo: no es un desfile estático, sino un ritual que se despliega caminando, integrando espacios urbanos y sociales.
El papel de los chinelos en Xochimilco también es profundamente religioso y cultural. No solo participan en carnavales, sino también en peregrinaciones y festividades ligadas al Niñopa y otras celebraciones de barrios. Esa presencia artística y simbólica les da a los chinelos una dimensión de patrimonio intangible: son memoria, fiesta, crítica social y devoción, todo al mismo tiempo.
Actualmente los chinelos generan un fuerte sentido de identidad para los xochimilcas. Cuando alguna propuesta política o social amenaza su práctica o su espacio, los vecinos salen danzando con sus trajes y máscaras para defender la tradición. Esa movilización demuestra que los chinelos no son solo un espectáculo: están entretejidos con la vida social, religiosa y simbólica de Xochimilco.
Los chinelos son un legado vivo. No solo animan sus fiestas y procesiones, sino que expresan una historia de resistencia y revaloración cultural. A través del “brinco”, sus trajes y su presencia en calle, los chinelos mantienen un puente entre el pasado y el presente: celebración, identidad y memoria se funden en un ritual que sigue latiendo en los barrios de Xochimilco.
Comentarios