Sin título
Guardo la debilidad en el sentimiento de dolor,
un umbral en la esquina que me delata con ojos vidriosos.
Un suspiro en un sueño, un adiós o un hasta luego,
un golpe en la oreja que marca el principio y el final
de una oscura primicia que se torna sombría en el final de mis días cómo los conocía.
La debilidad, para muchos, es una caída
a un dolor que respira y oscurece la felicidad.
Debilidad es mi nombre y mi miedo,
mi debilidad, las personas que amo y las que odio,
los humanos, un mapa de conceptos impredecible.
Llevo la muerte en la sangre,
la derrota en las venas y la lujuria en la carne,
la contaminación que recorre mi ser y da pulso a mi corazón.
La muerte, muerte sin remedio,
sin otro misterio que la soledad que habita mis huesos,
una presencia insólita que mora en el cuerpo ausente de mi padre,
ausencia que me envuelve en una oscuridad que me consume,
llenándome de angustia y desorden,
en un orden que se quiebra en las redes de un mundo sin paraíso.
Moxisof
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