Por Andrea Méndez
12 de noviembre 2023
En la tranquila ciudad de Haddonfield, el silencio de la noche se quiebra con el sonido inconfundible de unos pasos pesados. Es la noche de Halloween en 1978, y el mal se ha disfrazado de aparente normalidad. En la película original de "Halloween", dirigida por John Carpenter, conocemos por primera vez a Michael Myers, un asesino en serie que encarna la encarnación del mal puro.
Antes de profundizar en la psique de Michael Myers, recordemos los elementos clave de la película. En el Halloween de 1963, a la edad de seis años, Michael asesina a su hermana mayor Judith en Halloween. Luego, es enviado a un hospital psiquiátrico. Quince años después, escapa y regresa a Haddonfield para acechar a la joven Laurie Strode (interpretada por Jamie Lee Curtis) y desatar una noche de terror.
Michael Myers se presenta ante nosotros como el paradigma del mal inexplicable. Su rostro, perpetuamente oculto detrás de una máscara blanca sin expresión, añade un nivel de desconcierto a su naturaleza oscura. La máscara no solo es una herramienta para ocultar su identidad, sino un reflejo simbólico de su falta de humanidad.
La psicología de Michael se despliega en el misterio que rodea sus acciones. ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Por qué esa obsesión con Laurie Strode? La película no proporciona respuestas claras, dejándonos con un enigma que permanece en la psique del espectador. La máscara, en este contexto, se convierte en una metáfora de la máscara que llevamos todos, ocultando nuestros impulsos más oscuros y desconocidos.
Michael Myers es un asesino en serie que habla a través de sus acciones, no de sus palabras. Su mutismo perpetuo añade un nivel perturbador a su personaje. En un mundo donde la palabra a menudo revela la psique, la falta de diálogo crea un vacío psicológico que aumenta la inquietud. Es un asesino que no busca justificar sus acciones ni explicar sus motivaciones; simplemente actúa, un depredador silencioso en la penumbra.
La psicología de personaje se manifiesta en la frialdad de su silencio. Cada paso, cada movimiento calculado, se convierte en una expresión de su naturaleza depredadora. Su mutismo agrega un elemento de imprevisibilidad, llevándonos a preguntarnos qué pensamientos ocultos pueden estar acechando detrás de esa máscara inexpresiva.
¿Por qué Laurie Strode? ¿Qué impulsa a Michael a elegirla como su presa? La psicología de Michael Myers se desliza en el territorio de lo inexplicable. Su obsesión con Laurie va más allá de la mera caza; es un juego macabro, una danza mortal entre el depredador y su presa.
Las motivaciones de Michael, aunque en gran parte sin explicación, se sugieren en su conexión con Laurie como su hermana. La película establece que Laurie es la hermana menor de Michael, un detalle que arroja luz sobre su elección. Sin embargo, esta revelación agrega más preguntas que respuestas. ¿Es la sangre el único vínculo que motiva a Michael, o hay fuerzas más oscuras en juego?
La psicología de Michael Myers se complica aún más por su aparente inmortalidad. A lo largo de la película, su resistencia física y su capacidad para soportar lesiones graves desafían las leyes de la naturaleza humana. Esta inmortalidad aparente agrega una dimensión sobrenatural a su personaje, elevándolo de un simple asesino a un ser que personifica el mal eterno.
La paradoja de la inmortalidad se convierte en un elemento psicológico clave. ¿Cuál es el precio que paga Michael por su maldad aparentemente eterna? ¿La inmortalidad es una maldición que lo condena a una existencia sin sentido, sin comprensión de las consecuencias de sus acciones? La película, como un buen thriller psicológico, juega con estas preguntas sin proporcionar respuestas definitivas.
La película nos deja con más preguntas que respuestas, un tributo al arte del terror psicológico. La psicología de Michael Myers persiste en nuestra mente mucho después de que las luces del cine se encienden. Él es un recordatorio inquietante de que, a veces, el mal no necesita explicación; simplemente está ahí, en la oscuridad, esperando a acechar en nuestras pesadillas. ¿Qué impulsa a un ser a convertirse en la personificación del mal? "Halloween" nos deja con la inquietante sensación de que algunas respuestas pueden ser más aterradoras que el misterio mismo.
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