(sust. masc./fem., adj. – Entrada oficial del DSM-Chilango, tomo III: Patologías del Chisme Malintencionado)
Definición clínica-paródica: Individuo que padece el Trastorno Mitómano-Culero de baja Intensidad moral, caracterizado por la combinación letal de chisme falso, rumor sin verificar y mala leche estratégica, ejercida siempre desde la comodidad de la mediocridad personal. El chilmolero no crea, no propone ni construye: sólo descompone, distorsiona y embarra.
Habla mal no por valentía, sino por incapacidad; daña no por inteligencia, sino por frustración.
Etiología Psicosocial: Suele originarse en sujetos con autoestima raquítica, ambiciones truncadas y un talento innato para el “yo no fui, pero ahí les dejo el comentario”. Crece en ambientes donde el fracaso personal se sublima a través del descrédito ajeno.
Sintomatología Diagnóstica:
* Verborrea Rumorológica Crónica: Difunde información falsa con frases tipo “no sé si sea cierto, pero…” (acto seguido suelta la mentira completa).
* Malicia Pasivo-Agresiva: Nunca confronta de frente; ataca por detrás, por WhatsApp, por pasillo o por comentario “inocente”.
* Síndrome del Mérito Ajeno Intolerable: Le duele profundamente que a otros les vaya bien.
* Postura Ética Rastrera: Siempre actúa desde una posición menor: sin poder real, sin argumentos, sin huevos.
Conducta Observada:
El chilmolero sonríe mientras envenena, abraza mientras desacredita y se indigna con teatralidad cuando se le confronta:
“¿Yo? ¿Cómo crees? Si yo sólo estaba preocupado…”
Diagnóstico Diferencial:
* No confundir con Argüendero: El argüendero busca ruido; el chilmolero busca daño.
* No confundir con Cábula: El cábula juega; el chilmolero calcula.
* No confundir con Lambiscón: El lambiscón se arrastra hacia arriba; el chilmolero patea hacia abajo.
Pronóstico:
Generalmente crónico. El chilmolero rara vez mejora, ya que su patología se alimenta de la atención que obtiene. Puede agravarse con redes sociales, anonimato digital o cargos mínimos de poder.
Tratamiento Recomendado:
* Aislamiento social progresivo.
* Exposición prolongada a consecuencias reales.
* Terapia intensiva de responsabilidad personal (alto índice de abandono).
Ejemplo Clínico:
“Ese güey es bien chilmolero: inventó que yo robé el proyecto cuando él ni sabía prender la compu.”
El chilmolero no es peligroso por inteligente, sino por constante. No grita, no enfrenta, no crea: “corroe”. Y como el chisme mal intencionado, siempre huele peor cuando viene de alguien pequeño.
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