Por El Perrochinelo
¡Ora sí, raza! Hoy vengo bien encanijado, y si me ven más enchilado que un gringo que acaba de comer habanero, es porque no aguanto más a esas culebras que abandonan a sus cuates caninos en la calle. ¡Qué poca madre, neta! Si hay algo que me revienta el hocico es ver a mis compas, esos peludos que andaban bien chidos, con su vida hecha, su camita, su plato lleno y de repente… ¡Pum! Los botan en la esquina como si fueran basura. A esos desgraciados les digo, ¿neta creen que es normal deshacerse de un cuate así nomás, como si fuera un mueble viejo?
Pa' empezar, vamos a dejar algo bien claro: un perro no es un accesorio, ni un adorno pa' tu depa fifí o tu casa. No es pa' presumirlo en Instagram cuando está cachorro y luego, cuando crece, ya te estorba. ¡No, mano! Un perro es un compa, es de la familia, ¿me explico? Pero parece que algunos se olvidan de eso. Me cae que deberían de haber clases pa' enseñarles a cuidar a los animales antes de que se anden haciendo responsables de uno.
Se los juro, he visto perros que de un día pa' otro pasan de estar bien cuidados, con su collarcito y todo el show, a andar ahí, confundidos, como si les hubieran robado el alma. Y eso no es de Dios ni de la Virgen de Guadalupe, eso es de culebras. ¡Neta, no se pasen! Imagínate que tú, de la nada, estás echado en tu sillón, viendo la tele, y de repente te avientan en la calle sin más, sin saber ni qué pedo, con la panza vacía y la mirada perdida. Eso les pasa a esos cuatitos que abandonan. ¡Pinche injusticia!
A esos vatos y morras que hacen eso, les digo: ojala la vida los aviente igual de ojete, así sin aviso, pa' que vean lo feo que se siente. Porque un perro no entiende por qué su “dueño” (entre comillas, porque eso no es ser dueño, eso es ser un maldito) lo deja. No sabe qué hizo mal, ni por qué ya no lo quieren. Nomás andan por la vida, buscando con la mirada, esperando que un día vuelvan por ellos. Y eso, raza, eso rompe el corazón.
Además, digamos la neta, ¿cuál es la excusa? “Es que ya no tengo tiempo pa' cuidarlo”, “Es que ya creció mucho”, “Es que se puso bien bravo”. ¡Puras mamadas! Si no podías cuidarlo, ¿pa' qué lo agarraste?. ¡Pues no, güey! No seas gandalla, piensa las cosas antes de comprometerte, porque esto no es un caprichito. Un perro es un ser vivo, que siente, que quiere, que te da su lealtad incondicional. Y tú, con tu actitud de "me vale", le partes su madre y su mundo.
Y luego, pa' colmo, esos mismos ojetes andan llorando cuando les pasa algo malo. Eso se llama Karma guey. ¡Pfff!
Lo peor de todo es que esos perros que antes vivían en casa, pues no saben qué pedo con la calle. No son como nosotros, los que nacimos y crecimos en el barrio, sobreviviendo al tráfico, a los malandros y al pinche frío. No, esos compitas llegan con la cola entre las patas, desorientados, buscando comida y agua en cada esquina. Y, la neta, la calle no es fácil. Aquí hay que ser bien barrio pa' sobrevivir, y esos pobres, pues nomás no saben. Los ves ahí, flacos, con la mirada triste, como preguntándose: “¿Qué hice mal?”.
Y luego, si les va bien, llegan a un refugio o alguien de buen corazón los adopta. Pero si no… pues ahí se quedan, vagando por la ciudad, esquivando coches, buscando entre la basura algo pa' comer. La neta, está cabrón. Y todo por culpa de esos que no tienen ni tantita vergüenza. Me cae que si la gente fuera un poco más consciente, no veríamos tantos perros en la calle.
Así que, raza, pa' que no anden de ojetes, piénsenla bien antes de adoptar o comprar un perro. Esto no es de echarse pa’ atrás cuando ya no te gusta o te estorba. ¡No se pasen de lanza! Si no pueden cuidar a un animal, no lo tengan. Y si ya lo tienen, ¡háganse responsables! Porque si abandonas a tu perro, te mereces que la vida te lo regrese, y te trate igualito, sin piedad. Y si ves a alguien haciendo esa mamada, ¡échale un buen rollo para despertar su conciencia!
Y al final, a los que tienen perro y lo cuidan como debe ser, un fuerte abrazo, porque ustedes sí entienden lo que es la lealtad. Y a los que no… ¡Ahí nos vidrios! Ojalá un día paguen el daño que hacen koolaids.
Comentarios