“Se armó la de Dios Padre”: Aproximación teológica a una expresión del caos tropicalizado
Por el Dr. Tiburcio Nicanor de los Ángeles Altaneros, sociólogo de la catástrofe cotidiana y experto en liturgias del desmadre mexicano.
La frase “Se armó la de Dios Padre” es un fenómeno sociocultural de altísima complejidad que denota la irrupción súbita del caos, la desorganización colectiva, el pleito monumental o la fiesta que se sale de control. Esta oración performativa es, en esencia, la crónica verbal de un desastre inminente narrado con la voz de un testigo chismoso, santificado por la devoción.
El uso de “Dios Padre”, lejos de ser una simple reafirmación teológica, le da un giro de solemnidad y gravedad al suceso. No se armó la de Pancho el panadero. No. ¡Se armó la de Dios! Y no cualquier Dios, sino el Padre: el mero, mero. Lo cual quiere decir que el alboroto tiene dimensiones bíblicas, apocalípticas y posiblemente alcohólicas.
Su aplicación varía: puede usarse cuando se arma la trifulca en una fiesta porque se encontraron dos exes con nueva pareja; cuando un borracho derriba la olla de los tamales en plena fiesta de la Candelaria; o cuando un grupo de tías se enfrenta a gritos en la reunión familiar por diferencias en el reparto de la herencia, estando aún vivo el que ya se están cafeteando.
Cuando se desata un desmadre celestial, el mexicano no dice “¡qué caos!”, sino “se armó la de Dios Padre”, y se persigna… antes de sacar el celular para grabar.
Amén.
Comentarios