Por TPS
Achicopalarse (del verbo achicopalar, en la jerga chilanga): Estado mental transitorio en el cual el individuo, abrumado por las peripecias de la vida —como perder el metro por décimas de segundo, quedarse sin saldo en la tarjeta de movilidad, o recibir el clásico “no hay sistema” en el banco—, sufre una baja súbita de ánimos. El afectado experimenta una especie de derrumbe emocional que le lleva a asumir que la vida es un túnel sin luz al final, por lo menos hasta que se come unos tacos o escucha un buen rolón.
Características diagnósticas:
1. Ánimo caído: El achicopalarse se caracteriza por una bajada inmediata y visible del ánimo, donde el afectado pasa de “yo puedo con todo” a “¿pa’ qué me esfuerzo?” en cuestión de segundos.
2. Postura Derrotada: Las señales físicas incluyen hombros caídos, suspiros profundos y un caminar arrastrado, como si todo el peso del mundo (y del tráfico de Viaducto) estuviera sobre sus hombros.
3. Quejumbrosidad contagiosa: El estado de achicopalamiento tiende a expresarse verbalmente con frases como "ya ni modo", "así es la vida" o la clásica "¿por qué a mí?", creando una atmósfera densa que podría hundir el ánimo de cualquier persona en un radio de 10 metros.
4. Autoprofecía destructiva: Quien se achicopala predice que todo irá mal, desde que "seguro llueve justo cuando no traje paraguas" hasta que "el Cruz Azul va a perder otra vez", generando una espiral de desánimo colectivo.
Diagnóstico diferencial:
No debe confundirse el achicopalarse con la depresión seria. El achicopalado tiene remedio rápido: un buen antojito, una charla motivacional estilo "échale ganas", o ver que a alguien más le va peor. Tampoco debe confundirse con el "valemadrismo", ya que el achicopalado sí sufre, aunque brevemente, mientras que el valemadrista ha trascendido el sufrimiento.
Tratamiento sugerido:
Se recomienda un tratamiento sencillo pero efectivo: tacos bien surtidos (preferentemente de pastor), escuchar una canción épica, o reunirse con amigos para compartir lamentos, que casi siempre terminan en risas. En casos agudos, una caminata por una zona gacha puede devolver la perspectiva sobre lo que realmente es "una mala racha".
Pronóstico:
El achicopalamiento, aunque dramático en apariencia, es temporal y tiende a resolverse solo con el paso de las horas o, en casos más graves, con la llegada de la quincena. Es importante mencionar que, en contextos de tráfico pesado o colas interminables, el achicopalarse puede ser recurrente, pero rara vez persiste más de un día.
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