Por TPS.
Panchero (del chilangués panch (exagerado) y -ero, sufijo que indica maestría en su campo): Individuo que presenta un comportamiento exageradamente dramático y que, ante cualquier inconveniente o situación cotidiana, genera un "pancho" o escándalo monumental, capaz de detener el tráfico, causar filas interminables, y, en casos graves, hacer que hasta los más anticlimaticos burócratas levanten la ceja. El panchero vive bajo la firme convicción de que todo incidente, por pequeño que sea, merece una respuesta de proporciones épicas.
Características Diagnósticas:
Exageración desmedida: El panchero tiene la habilidad innata de convertir un problema insignificante (como que se le derrame un café) en una tragedia digna de un capítulo de telenovela, con gritos, aspavientos y frases inmortalizables como "¡Esto no se va a quedar así!" o "¡Me están viendo la cara!".
Hiperdramatismo público: Este trastorno se expresa con mayor intensidad en espacios públicos. El panchero se luce en la fila del banco, el supermercado, el tianguis o el transporte público, donde cada inconveniente es una oportunidad de oratoria melodramática.
Falta de proporción: Incapaz de medir la gravedad real de los hechos, el panchero equipara una mirada de desprecio con una ofensa personal grave, y un retraso del Metrobús con una conspiración en su contra. Sus respuestas emocionales son completamente desproporcionadas.
Necesidad de público: Como todo artista, el panchero necesita de una audiencia. Cuanto más grande sea la cantidad de personas observando su pancho, mayor será su desempeño. Su frase predilecta: "¡Vean, como me trata!"
Diagnóstico diferencial:
El panchero no debe confundirse con el indiferente chilango (quien ni pestañea ante el caos), ni con el valemadrista (que simplemente ignora todo). El panchero busca activamente la atención y el drama, mientras los demás prefieren evitarlo o no prestarle importancia.
Tratamiento Sugerido:
Una buena dosis de indiferencia es la terapia recomendada. Ignorar al panchero en el momento álgido de su pancho suele reducir los síntomas. En algunos casos, los abrazos o frases como "tranquilo, no pasa nada" pueden funcionar, pero si se administra en exceso, puede desencadenar un pancho aún mayor.
Pronóstico:
El panchero raramente cambia. Su trastorno se ve reforzado por el éxito de sus panchos anteriores y, en su mente, cada pancho es una obra maestra que merece ser perfeccionada. Es probable que el panchero siga protagonizando dramas a lo largo de su vida, con la convicción de que el mundo está en deuda con él y sólo un buen pancho puede corregir la injusticia.
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