Por Terrornauta
El cine coreano, con su compleja y multifacética estética, nos ha regalado algunas de las películas más perturbadoras y poéticas jamás concebidas. En un país marcado por una historia llena de tragedias, invasiones y tensiones sociales, los directores coreanos han sabido canalizar estos fantasmas colectivos en obras que exploran los miedos más profundos y universales. Hoy, me permito guiarlos a través de las nieblas del cine coreano para presentarte tres de sus más insignes y estremecedoras creaciones: “A Tale of Two Sisters” (2003), “The Wailing” (2016) y “I Saw the Devil” (2010).
A Tale of Two Sisters (2003)
Dirigida por Kim Jee-woon, “A Tale of Two Sisters” no es solo una película de terror; es un descenso lento y doloroso hacia los abismos de la mente humana. Inspirada en la leyenda coreana de Janghwa Hongryeon jeon, esta película es un crisol en el que se funden el horror psicológico, la tragedia familiar y el folklore, creando una obra que destila terror en cada uno de sus fotogramas.
La historia sigue a dos hermanas, Su-mi y Su-yeon, que regresan a su hogar tras una estancia en un hospital psiquiátrico, solo para encontrar una atmósfera malsana y opresiva, dominada por la siniestra presencia de su madrastra. La casa misma, con su laberinto de habitaciones y sus sombras eternamente al acecho, se convierte en un personaje más, lleno de secretos que lentamente salen a la luz. Kim Jee-woon utiliza el espacio de manera magistral, transformando lo cotidiano en algo siniestro, donde cada esquina y cada sombra oculta algo más que una mera ilusión.
El horror de “A Tale of Two Sisters” no radica en los sustos fáciles o en la sangre, sino en la creciente sensación de locura y desesperación. Las emociones reprimidas, los traumas no resueltos y las relaciones familiares disfuncionales se entrelazan en una narrativa que, al igual que una espiral descendente, arrastra al espectador hacia un clímax tan devastador como inesperado. Con una estética gótica y una melancolía omnipresente, la película se inscribe en lo más profundo del subconsciente, dejándonos con la inquietante sensación de que los verdaderos fantasmas no son los que habitan en las casas, sino los que arrastramos dentro de nosotros.
The Wailing (2016)
Si “A Tale of Two Sisters” es un poema sobre el dolor y la locura, “The Wailing”, dirigida por Na Hong-jin, es un oscuro canto épico sobre el mal en su forma más primigenia. Esta película es una obra monumental que explora los límites entre la fe y la desesperación, la cordura y la locura, y lo humano y lo demoníaco. Ambientada en un pequeño pueblo rural, “The Wailing” sigue a un policía torpe y asustadizo, Jong-goo, que se ve envuelto en una serie de eventos sobrenaturales que amenazan con destruir todo lo que conoce.
Lo que hace a “The Wailing” una obra maestra del terror es su capacidad para tejer un tapiz de incertidumbre y ambigüedad. A lo largo de la película, nunca estamos seguros de lo que realmente está ocurriendo: ¿es una maldición, una enfermedad, o algo mucho más siniestro? La película juega con las expectativas del espectador, llevando su tensión a un punto de ruptura, mientras explora temas profundamente arraigados en la cultura coreana, como la superstición, el chamanismo y la lucha eterna entre el bien y el mal.
Na Hong-jin utiliza el entorno rural como un reflejo de la mente de Jong-goo, atrapada en una pesadilla donde la realidad y la superstición se entrelazan. La atmósfera es pesada, cargada de una sensación de inminente catástrofe. El horror se manifiesta tanto en los elementos sobrenaturales como en la lenta descomposición de la mente del protagonista. “The Wailing” es una película que exige paciencia, pero recompensa con creces a aquellos dispuestos a perderse en su oscuro laberinto.
I Saw the Devil (2010)
En “I Saw the Devil”, dirigida por Kim Jee-woon (quien ya nos regaló “A Tale of Two Sisters”), nos encontramos con una película que es tanto un thriller psicológico como una brutal meditación sobre la venganza. Sin embargo, a pesar de su enfoque más cercano al thriller, no se puede negar que el horror permea cada uno de sus violentos y perturbadores momentos.
La historia sigue a Soo-hyun, un agente secreto cuya prometida es brutalmente asesinada por un despiadado asesino en serie, Kyung-chul. En lugar de entregar al asesino a la justicia, Soo-hyun se embarca en una cacería personal, sometiendo a Kyung-chul a un juego de tortura y persecución que desafía los límites de la moralidad. A medida que la película avanza, nos damos cuenta de que Soo-hyun, en su búsqueda de venganza, está perdiendo su humanidad, convirtiéndose en un monstruo similar al que persigue.
“I Saw the Devil” es una película que confronta al espectador con la naturaleza del mal y la capacidad del ser humano para abrazar la oscuridad que habita en su interior. Kim Jee-woon no escatima en mostrar la violencia en toda su crudeza, pero lo hace de una manera que nunca se siente gratuita; cada acto brutal está impregnado de una sensación de inevitabilidad y desesperanza. La película es una danza macabra entre cazador y presa, donde los papeles se intercambian constantemente, llevándonos a cuestionar quién es realmente el monstruo en esta historia.
La atmósfera gótica y sombría de “I Saw the Devil” se manifiesta no solo en su estética visual, sino también en su exploración de la corrupción del alma. Al igual que los personajes de Poe y Lovecraft, Soo-hyun se encuentra atrapado en una espiral descendente de locura y destrucción, donde la venganza es solo un reflejo de su propia autodestrucción. La película deja al espectador con una sensación de vacío y melancolía, un recordatorio de que el verdadero terror no siempre proviene de lo sobrenatural, sino de lo que somos capaces de hacer cuando sucumbimos a nuestros impulsos más oscuros.
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