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Lola Álvarez Bravo. "El ruego". 1945 |
Por Félix Ayurnamat
La fotografía “El ruego”, tomada por Lola Álvarez Bravo alrededor de 1945 en Oaxaca, México, es una obra cargada de significado. En ella, un grupo de mujeres indígenas, arrodilladas frente a la entrada de un templo, nos conduce a ese México rural lleno de ritos y tradiciones.
A continuación, vamos a analizar esta la fotografía desde una perspectiva técnica, compositiva y formal para entender mejor el impacto que genera.
Composición y Formato
La composición de la fotografía es fundamentalmente asimétrica, lo que genera una sensación de naturalidad y espontaneidad. Las figuras están dispuestas en el lado derecho del encuadre, mientras que la izquierda permanece en gran parte vacía, ocupada solo por una figura solitaria que parece estar algo alejada del grupo principal. Esta elección compositiva podría interpretarse como una representación de la segregación o marginación, resaltando la posición de estas personas dentro de un contexto social específico.
La perspectiva es baja, probablemente tomada al nivel del suelo, lo que hace que el espectador se coloque en una posición similar a la de las personas retratadas, acentuando la empatía y la conexión con ellas. Además, el formato vertical de la imagen refuerza esta sensación, atrayendo la mirada hacia las figuras arrodilladas y sus ropas tradicionales.
Aspectos Técnicos
La fotografía está en blanco y negro, una característica común en el periodo en el que fue tomada. La ausencia de color dirige la atención hacia las texturas, los contrastes y las formas presentes en la escena. El alto contraste entre las figuras y el fondo oscuro del portal crea un fuerte foco en los sujetos principales, haciéndolos destacar contra la sombra del umbral.
El uso de la luz es suave, probablemente capturada en un entorno exterior con luz natural. Esta luz crea un delicado juego de sombras que acentúa las arrugas y pliegues de los textiles que cubren a las figuras, añadiendo profundidad y realismo a la escena. Las sombras también son importantes aquí, ya que enmarcan el grupo y casi lo envuelven, sugiriendo un ambiente de introspección o recogimiento.
La interpretación
La fotografía habla de la cultura y las costumbres de un grupo de personas que parecen estar en un momento de espera o contemplación. Las vestimentas tradicionales, especialmente los rebozos y huipiles, son elementos clave en la imagen, reflejando la identidad y pertenencia cultural. Los pies descalzos de las mujeres, que contrastan con la dureza del suelo, pueden interpretarse como un símbolo de humildad o devoción.
La imagen también está llena de detalles que invitan a la contemplación. Los diferentes tamaños y posiciones de las figuras sugieren una jerarquía o una estructura social, donde los adultos protegen y guían a los niños. El hecho de que estén de espaldas al espectador refuerza la sensación de intimidad y privacidad del momento capturado, casi como si fuéramos testigos de algo personal y profundamente humano.
El ruego no solo documenta un momento específico, sino que también encapsula una narrativa sobre la vida, la fe y las creencias. La composición cuidadosa, el uso del contraste y la atención a los detalles crean una imagen que empatiza con el espectador. A través de su habilidad, Lola logra transmitir un sentido de dignidad y respeto hacia sus protagonistas, que nos hacen pensar sobre su realidad y su contexto histórico.
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