Delirios
Se esconden detrás de mis ojos,
se mueven para que los vea,
caminan a hurtadillas delante de mío
como anunciando algo,
quizá la lúgubre mañana
o el augurio de un camino sombrío.
Delirios de gusanos luminosos
verdes, rojos, gusanos de muerte.
estructuras cavernosas,
oscuras serpientes laberínticas
llenas de telarañas,
hilos de extraños pensamientos.
Solemnes criaturas danzan frente a las ventanas,
se apresuran para entrar diminutas alimañas;
patas azabache se vuelcan sobre mis ojos,
vienen turbulentas moscas para anidar mis oídos,
y las grandes arañas cierran la boca con su rutina tejedora.
No sé si sueño o soy la pesadilla
de algún desorientado,
delirante niño asustado.
Niña rara
Fui una niña rara
apegada a mi casa,
incomprendida.
No aprendí a andar en bici,
no fui de campamento,
aprendí a ser invisible y responderle al viento.
veía nubes y odiaba los videojuegos.
Hoy intento hablar en otro lenguaje,
de símbolos, ruidos y llanto,
de palabras vagas y sensaciones llanas.
Le hablo al viento, a mi madre, o al resto,
poco me importa si me entienden,
aunque a veces me importa mucho.
Cuando fui una niña rara
escribí poemas en lugar de hacer amigos
e imaginé imposibilidades para el desayuno.
Hoy tengo amigos,
soy amiga de extrañas criaturas,
y de oscuras sombras.
Tengo también, un perro pequeño.
una máquina gris para la ansiedad
y una cita en el loquero.
De noche sueño, de día sueño,
no estoy cuando me ven soñando,
desaparezco.
Los sueños a veces parecen pesadillas
las mismas donde soy ajena al mundo
bicho desagradable,
insignificante insecto;
por eso la vida me cansa y dibujo gusanos,
dibujo ratas y cucarachas,
porque me asquea el sistema,
los ramos de flores
y la comida en la basura.
los animales no tienen la culpa,
¿soy este animal perdido o un viajero en el camino?
Quizá, sólo sigo siendo una niña rara.
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