Humano es buscar algún consuelo cuando está uno desolado. Desolación es lo que le deja a uno el espectáculo de las elecciones internas del Partido de la Revolución Democrática de México. Las mismas acusaciones de fraude que ellos lanzaron en las elecciones presidenciales recaen ahora sobre las suyas. El único consuelo (magro consuelo sin duda) es que quizá no es exactamente la misma acusación. Cuando la derecha manipula unas elecciones (y las presidenciales fueron comprobadamente manipuladas y fraudulentas), esa derecha no se avergüenza de lo que ha hecho ni sale de ella la menor voz crítica o denunciatoria. En cambio toda la izquierda mexicana está escandalizada de lo que ha sucedido y el examen de conciencia está rebasando los medios periodísticos (los televisivos no, por supuesto: la televisión mexicana está precisamente más que manipulada.)
Señor presidente del Senado: Por tratarse de un asunto urgentísimo para la salud de la Patria, me veo obligado a prescindir de las fórmulas acostumbradas y a suplicar a usted se sirva dar principio a esta sesión, tomando conocimiento de este pliego y dándolo a conocer enseguida a los señores senadores. Insisto, señor Presidente, en que este asunto debe ser conocido por el Senado en este mismo momento, porque dentro de pocas horas lo conocerá el pueblo y urge que el Senado lo conozca antes que nadie. Señores senadores: Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente. Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan en política, que están al corriente de los sucesos del pa...
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