Por el Mtro. Tiburcio Nicanor
Sociólogo de lo tragable y especialista en estudios torteros comparados.
La expresión “Como el perro de las dos tortas” se instala en el inconsciente colectivo mexicano como una advertencia disfrazada de fábula: si intentas quedarte con todo, corres el riesgo de quedarte sin nada. Una metáfora sencilla, pero condimentada con mayonesa, jitomate y aguacate.
El origen, aunque se remonta a Esopo, en México adquiere tintes más dramáticos porque aquí la torta no es cualquier pan con relleno, sino un objeto casi sagrado de la dieta nacional. Hablamos de un monumento de pan relleno que puede contener desde el mas costoso manjar hasta chilaquiles con crema. Por lo tanto, imaginar a un perro frente a dos tortas no es simple indecisión: es la tragedia shakesperiana de la gula.
El perro de las dos tortas representa al tipo que duda:
- Entre quedarse con la novia de toda la vida o arriesgarse con la del gimnasio.
- Entre votar por “el menos peor” o anular la boleta.
- Entre pedir la torta de tamal o la de pierna (y terminar sin desayuno porque ya cerró la señora del puesto).
Esta frase nos enseña que el egoísmo y la ambición ilimitada, cuando se cruzan con la indecisión, generan una paradoja culinaria-existencial: el sujeto desea poseerlo todo, pero acaba con las manos vacías, viendo cómo otros ya se comieron lo que él nunca supo elegir.
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