Querido Félix, mi confidente eterno: H e cometido un horrendo crimen. Y no, no es haber dejado plantada a mi tía la de l as ideas medievales (aunque ganas no me faltaron). Es peor: olvidé felicitar al santo varón que me trajo a este mundo de ruido y estupidez. A mi padre. Sí, ese pobre hombre que desde que tengo uso de razón (y desde que él tiene uso de paciencia) ha sido mi cómplice silencioso, mi facilitador de antisocialismo, mi dealer oficial de novelas de Agatha Christie y mi proveedor de excusas elaboradas para no salir de casa. Porque hay padres que enseñan a sus hijas a socializar, a sonreír en reuniones familiares, a ser amables con los primos insufribles y a decir “gracias” cuando alguien les ofrece una gelatina con pasas. Y luego está el mío. Un antisocial de clóset que, aunque se viste de adulto responsable, de proveedor, de hombre estoico casado con una mujer que lo lleva de la correa más corta que la moral de una chica onlyfans promedio... por dentro es uno de los nu...
P or El Perrochinelo, perro callejero y cronista de banquetas Mira nomás, carnal, uno acá echado en la banqueta, entre el humo de las garnachas y el eco de una música sabrosona que escupe un puesto callejero, y del otro lado del río Bravo , un güey güero con cara de papaya pasada amenaza con empezar una guerra como si se tratara de un pleito de vecindad. Ese mero, el Donal d Trump, el de las greñas de elote soplado, que más que político parece exnovio ardido de la humanidad. Yo nomás me lo quedo viendo desde la pantalla de l puesto de jugos y pienso: ¿qué chingados le pasó a ese señor de morro? ¿Quién le negó un abrazo? ¿Quién le dijo que llorar era de débiles? Porque ese vato tiene la sensibilidad de una barda de concreto y el carisma de un dolor de muelas . Todo lo resuelve con muros, con bombas, con berrinches de niño rico malcriado que cree que puede patear el mundo y que nadie le va a decir ni pío. Y es que, pa’ acabarla de amolar, el Donal no solo es gachit...