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LA CRÓNICA DEL DÍA: La prepa

Querido Félix, ¿Recuerdas tus días de adolescente despreocupado, cuando tus preocupaciones se limitaban a qué música escuchar y a qué películas ver en el cine? Bueno, olvídate de eso. Déjame llevarte a un mundo donde las preocupaciones son mucho más… interesantes. Estoy hablando de mi vida en la preparatoria, ese lugar de ensueño que se parece más a un campo de concentración para chicas, donde las monjas son las celadoras y las alumnas, un conjunto de criaturas salidas del averno y bien estereotipadas, que facilmente podrían ser personajes secundarios de una mala serie gringa. Imagínate el horror, querido Félix, y te sugiero poner de tu cosecha a lo que te contaré.  Entrar a esa escuela fue como dar un paso en una película de terror. Al cruzar la puerta, las monjas me miraban como si fuera satanás. Era como si mis jeans rasgados y mis Converse fueran una declaración de guerra. Las monjas, me lanzaban miradas que podrían derretir hielo. No hay nada más aterrador que una monja con una re
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CRÓNICAS PERRAS: La Merced

Por El Perrochinelo Qué tranza, mi gente. Aquí su lomito de confianza, reportándose desde las entrañas de La Merced, ese barrio que huele a México, con todo y sus mezclas de especias, garnachas, y un airecito de antigüedad que te suelta una cachetada de historia cada que caminas por la zona. Ahí voy, con mis cuatro patas y mi olfato de barrio, recorriendo los pasillos y las calles, moviéndome entre la gente que va y viene como hormiguitas, cada quien en su rollo. Dicen que La Merced es el pulso de la Ciudad de México. Yo, la neta, lo veo más como el estómago de esta capirucha: aquí todo se mueve, todo se traga y se vive a lo grande. Empiezas desde temprano con el mercado reventando de frutas, verduras y pescados que apenas y puedes distinguir entre el barullo de las señoras que te regatean hasta el alma, los taqueros que echan grasa desde la madrugada, y esos abarroteros que, no me lo nieguen, ya se saben de memoria a todo mundo. De esas calles que, si las pisas de rápido, no te crees

RUMORES: El que Habita en la Sombra

Por Terrornauta Desde que llegó a la ciudad, Manuel no había conocido una noche de descanso. Cada vez que cerraba los ojos, algo lo acechaba, un sueño que comenzaba como un murmullo y crecía hasta ser un grito silencioso, en el cual despertaba sudando, atrapado en su propio jadeo. Esa cosa invisible, esa presencia, había aparecido en sus primeras noches, pero Manuel no le dio importancia. Era un sicario curtido en el negocio, sucio hasta los huesos, y creía que el miedo era solo para quienes vivían con la culpa. Pero aquel era un miedo que no podía controlar. La gente murmuraba de un monstruo que rondaba por la ciudad, aunque nadie decía su nombre, como si al pronunciarlo lo invocaran. Decían que era una sombra que caminaba entre las otras sombras, que una vez que te elegía, no tenías forma de escapar. Manuel había oído esos rumores entre tragos de mezcal, soltando risotadas de incredulidad, y desechándolos como superstición de la gente ignorante. Pero con cada noche, aquella sombra se

HISTORIAS PERDIDAS: El regreso de Jorge

Por El Perrochinelo Era un martes cualquiera en la colonia, uno de esos días medio grises que parecían extenderse sin fin. Diana salía de su chamba en la estética donde cortaba el cabello a los mismos vecinos de siempre, ya conocía las historias de cada uno de ellos. Le gustaba, sí, aunque a veces la hartaba, porque en esa rutina no había espacio pa' más. Por eso, cuando llegó a su casa, encontró un cambio tan inesperado como desagradable: un hombre, viejo y desgreñado, esperaba afuera, recargado en la pared como si fuera su dueño. El tipo, flaco y arrugado, tenía los ojos de un perro abandonado, de esos que miran buscando una pizca de lástima. Diana lo reconoció de inmediato. Era Jorge. Ese Jorge, el mismo que hace quince años había abandonado a su madre y a ella de cinco años y, según el chisme que le había contado su abuela, había huido con otra sin mirar atrás, sin pena ni vergüenza. Ese era el señor que ahora tenía la cara de venirse a parar en su casa, esperando, Dios sabe qu

UN DÍA CUALQUIERA: El agridulce sabor del Mango

Por Rebeca Jiménez El sol de la tarde se colaba por las persianas, proyectando sombras largas y delgadas sobre el suelo de la habitación. Marta, sentada en el borde de la cama, observaba el mango maduro en su mano. La piel dorada y tersa se antojaba suave, casi viva, pulsante con la promesa de un sabor que evocaba memorias de verano y juventud. El mango estaba allí, como una ofrenda o un reto, su dulzura condensada en una fruta perfecta. Pero Marta no podía apartar la mirada de su pierna enyesada. La fractura había sido limpia, decían los doctores, pero el dolor era un recordatorio constante de la fragilidad de su cuerpo. Una caída tonta patinando, un mal salto durante el recorrido. Su carrera como actriz, construida con esfuerzo y sacrificios, ahora pendía de un hilo. No era la primera vez que su cuerpo le fallaba, pero esta vez, la herida parecía más profunda, no solo en la carne, sino en el alma. El mango parecía llamar su atención nuevamente, brillando bajo la luz cálida de la tard

Tragedias de una pobre alma en proceso de titulación.

  Por Arquitorrinco La UNAM tiene un serio problema de egocentrismo, al creerse la mejor universidad del país. Pero bueno, no voy a desmentirla; al contrario, acepto que es la mejor en hacer los trámites más engorrosos posibles, donde es más fácil titularse por funeral. Pero comencemos desde el principio. Hace ya varios años tuve la desgracia de elegir una carrera que, si no la hubieran dado en ese lugar tan infame, sería muy distinta. Sí, acaso tuve un profesor que valió la pena por año, y algunos compañeros que me salvaron durante los interminables semestres; ellos fueron lo que me mantuvo cuerda en ese infierno. Pero el 95% de la gentuza criminal que "habita" (¡ah, porque cómo les encanta esa palabreja!) ahí, son seres despreciables, clasistas, elitistas, y lo que es peor aún: ineptos y negligentes. Durante todos estos años de martirio, parecía que por cada paso que daba, regresaba 100. Por ejemplo, me tardé más en los trámites de inscripción, proceso y carta de liberación

LA CLASE: Gabriel Figueroa

Fotograma de El Fugitivo , EU, 1947 Por Félix Ayurnamat Este escena de El Fugitivo (1947), capturada por el legendario cinematógrafo mexicano Gabriel Figueroa, es un excelente ejemplo de su estilo visual, caracterizado por el uso dramático de la luz y la sombra, que crea una atmósfera particular a cada escena. Esta película, dirigida por John Ford, encuentra en la estética de Figueroa una riqueza visual que eleva la narrativa y la llena de simbolismo. Composición La composición de este fotograma es deliberadamente simétrica, con el personaje cercano a el centro, perfilado contra una fuerte fuente de luz proveniente de una ventana circular en la pared de fondo. La ubicación del personaje en medio de la luz crea una silueta que acentúa su presencia y la carga emocional que representa: un individuo atrapado en una situación difícil, rodeado por la oscuridad y la incertidumbre. Esta simetría y centralidad refuerzan la sensación de soledad y aislamiento del protagonista, convirtiéndolo en

PERSPECTIVAS: Gabriel Figueroa

  Fotograma de la película Los olvidados, México , 1950 . Por Félix Ayurnamat Gabriel Figueroa es uno de los grandes en la historia del cine mexicano, fue uno de los artífices más influyentes en la consolidación de una identidad visual para el país. Su trabajo como cinematógrafo, más allá de los logros técnicos, aporto una dimensión estética y social que transformó la manera en que se percibía el paisaje, la gente y el espíritu de México a través de la pantalla. Al hablar de Figueroa, me parece fundamental destacar cómo, desde su sensibilidad y su dominio de la imagen, construyó un lenguaje que proyectó a México ante el mundo y, al mismo tiempo, permitió a los mexicanos verse reflejados en sus propias historias. Nacido en 1907 en la Ciudad de México, Figueroa creció como otros de los personajes que he escrito, en un contexto marcado por la Revolución Mexicana, un evento que, sin duda, le lo marco y sens