La crítica. FA. 2017 |
CDMX a 12 de noviembre 2023
Querido Félix
Espero que estas líneas encuentren un pequeño hueco en tu bulliciosa existencia, aunque se que eres como yo, y probablemente estés esquivando cualquier interacción humana como si fueras un gato evitando el agua. Pero, ¿quién necesita amigos cuando algunas tenemos a nuestras queridas madres, esas expertas en convertir cada aspecto de nuestra vida en un campo de batalla emocional?
Ah, las madres. Esos seres magníficos que juran que su único propósito en la vida es velar por nuestro bienestar, pero que en realidad disfrutan más de señalar nuestros errores que un gato disfruta una caja de cartón. Si pudieran ganar un premio por "Mejor Crítica de Vida", estoy segura de que varias madres se llevarían el trofeo, la medalla de oro y tal vez incluso un cupón de descuento para terapia, aunque eso sería admitir que algo podría no estar bien, entonces eso no.
No importa cuántos años tengamos, para ellas siempre seremos esos pequeños seres que necesitan su sabiduría maternal para no desviarnos del recto camino de la virtud. Es como si hubieran asistido a la Universidad de "Siempre Tienes Razón" y hubieran obtenido un título en "Cómo Hacer que tus Hijos se Sientan Inadecuados". Si alguna vez necesito un recordatorio de mis imperfecciones, solo llamo a mamá. Y estoy segura de que tendrá una lista actualizada y detallada guardada en un cajón de la casa.
Y hablemos de dinero, querido Félix. ¡Oh, el dinero, esa herramienta tan versátil para manipular a las masas! Algunas madres son verdaderas maestras en el arte de utilizar los billetes como si fueran varitas mágicas para controlar nuestras decisiones. ¿Quieres independencia financiera? Olvídalo. Esas madres siempre tienen una cuenta corriente abierta en el Banco de la Culpa, y no dudes que la usarán en contra de sus hijos siempre que lo consideren necesario.
Recuerdo cuando intenté comprar mi primer automóvil. ¡Qué inocente fui al pensar que podría elegir el modelo que quisiera! Mi madre, con esa sonrisa falsamente comprensiva, me dijo: "Querida, es genial que quieras independizarte, pero ¿realmente necesitas un auto nuevo? Podrías ahorrar ese dinero para algo más importante, como, no sé, un fondo de emergencia para cuando tu vida se derrumbe". Gracias, mamá, por ese recordatorio tan alentador.
Y luego está el falso maternalismo, esa habilidad única que solo algunas madres poseen. Esa voz suave que usan mientras señalan cada pequeño error que cometemos. "Mi amor, solo quiero lo mejor para ti", dicen, mientras desmantelan nuestra autoestima con cada palabra. Es como si fueran agentes secretos del desánimo, siempre listas para infiltrarse en nuestras vidas y recordarnos que nunca seremos tan buenos como piensan que podríamos ser.
En fin, Félix, solo quería compartir contigo estos pensamientos mientras trato de sobrevivir en el campo de batalla que es mi relación con mi madre. A veces, me pregunto si la mejor estrategia es simplemente rendirse y admitir que siempre tendrán razón, aunque sea solo para evitar otra conversación llena de suspiros decepcionados.
Espero que no te aburriera con estas desventuras maternales. Y si alguna vez conoces a alguien que necesita volverse un desombligado, diles que siempre pueden unirse a mi club, donde la única regla es no hablar de madres y sus inagotables opiniones.
Con maternal cariño,
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