Félix:
La estación del metro Pino Suárez, uno de los puntos neurálgicos de la Ciudad de México, es un lugar que puede inspirar tanto amor como odio, tanto alegría como tristeza.
La estación es uno de los puntos más caóticos de la Ciudad de México, es el escenario perfecto para presenciar el caos en pleno apogeo. La multitud de personas que transitamos por sus andenes y pasillos parecen haber perdido toda noción de orden y decencia.
La primera regla en Pino Suárez es: no hay reglas. Aquí todo vale, desde subirte al vagón con la puerta cerrándose en tu cara hasta hacer fila para comprar boletos que se terminan cuando te toca comprarlos a tí. El ambiente es tan caótico que parece haber sido diseñado para ponerte a prueba, para ver si eres capaz de resistir los embates de la anarquía y salir victoriosa.
El clima en la estación es también un caos, no importa la época del año, siempre encontrarás a alguien sudando como un pollo o tiritando de frío. Los vendedores de la estación ofrecen de todo, desde comida chatarra hasta rompecabezas, pasando por música y libros de autoayuda.
Los pasajeros no se quedan atrás en el espectáculo del caos. Gente empujando para subir al tren, otros corriendo para no perder su salida y algunos más simplemente sentados en el suelo, como si la estación fuera su hogar.
Pero sin duda, el caos más impresionante en Pino Suárez se da en las horas pico. Es entonces cuando la multitud se agolpa en los andenes, formando una masa compacta que parece tener vida propia. El sonido de las bocinas de los trenes se mezcla con los gritos de los vendedores ambulantes, los reclamos de los pasajeros frustrados y como si de una especie de ritual se tratara, los pasajeros se amontonan como sardinas enlatadas en los vagones, mientras las puertas se cierran sin piedad alguna.
No todo es negativo en esta estación. Por ejemplo, es un lugar perfecto para hacer amigos, ya que la estrechez del espacio obliga a los usuarios a relacionarse de manera forzada. Además, siempre hay algún personaje interesante que puede resultar en una buena anécdota para contar.
¿Qué se puede esperar de una estación de metro que es la puerta de entrada a los infiernos de la Ciudad de México? Pino Suárez es la perfecta representación del caos urbano: bulliciosa, ruidosa y siempre en movimiento.
Pero a pesar de todo esto, la estación de Pino Suárez tiene su encanto. Si uno tiene la suerte de encontrar un lugar para estar cómoda, puede ponerse a contemplar el ir y venir de los pasajeros, mientras que los trenes van y vienen, como si fueran las olas del mar en un día ventoso.
Y a pesar de que la estación puede parecer un caos completo, hay una especie de orden en el caos. Los pasajeros saben que, aunque tengan que luchar por un lugar en el vagón, al final llegarán a su destino, aunque sea un poco tarde y algo agotados.
El metro Pino Suárez es un lugar donde lo imposible es posible y donde la gente aprende a sobrevivir en medio del caos. Si tienes la oportunidad, no dudes en visitar este templo del desorden, pero prepárate para todo lo que puedas imaginar, y más.
Saludos desde el inframundo Chilango.
Rebeca Jiménez
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