Por TPS
Entripado (sust. masc.): Estado patológico de furia visceral e inflamación emocional aguda, caracterizado por un ardor en el alma y una sensación de que el hígado se está chamuscando lentamente. Se desencadena cuando la realidad se atreve a ser más ojete de lo esperado, ya sea porque alguien se metió en la fila del Oxxo, te cobran el doble en el tianguis, o te llego el recibo de la luz de miles de pesos después de usar solo un foco.
Características diagnósticas:
Furia silenciosa pero explosiva: Se inicia con un apretón de mandíbula, sigue con un temblor en el párpado y culmina en un “¡no, si todo está bien, eh!”, dicho con un tono que indica lo contrario.
Síndrome de rumiación colérica: La persona revivirá el evento causante del entripado durante los siguientes tres días, contándolo a todo aquel que lo escuche con la frase “¡pero eso no es lo peor!”.
Gesticulación agresiva: Puños cerrados, mirada fija en el horizonte y respiración de toro de lidia. En casos severos, se manifiesta con manoteos frenéticos que solo calman cuando se estampa un vaso en la mesa.
Trastorno de pensamientos de venganza: Incluye planes elaborados que nunca se ejecutarán, como “la próxima vez le voy a decir sus verdades” o “ojalá le caiga la voladora al méndigo”.
Síntomas físicos asociados: Acidez, gastritis emocional, sensación de que la bilis está hirviendo y, en casos extremos, la necesidad urgente de chismear el coraje para aliviarlo.
Ejemplo de conducta entripada:
– Ver cómo el microbusero se pasa de largo y gritarle: “¡Aaah, con su méndiga madre, ahora sí me la pagas, cabrón!”, mientras el micro se aleja impasible.
– Descubrir que subieron el precio del chesco y entrar en un monólogo sobre la inflación con el tendero, quien ya ni finge interés.
– Leer los comentarios en Facebook y sentir la necesidad de responderle a un desconocido con “¡informate primero, compa, no opines nomás porque sí!”.
Diagnóstico diferencial:
No confundir con el berrinche, que es más impulsivo, ni con la indignación legítima, que tiene fundamentos sólidos. El entripado es un estado crónico de enojo por lo cotidiano, sin aspiraciones a la justicia, pero con un compromiso firme con la queja.
Tratamiento sugerido:
– Tomarse un tecito de valeriana.
– Llamar a un amigo para contarle el coraje con detalles innecesarios.
– Respirar hondo y repetir la frase: “Ya ni modo, chingue su madre”.
Pronóstico:
Si bien el entripado es de corta duración, su frecuencia a lo largo de la vida lo convierte en una condición crónica. Se observa especialmente en personas que ven las noticias, manejan en la CDMX o intentan cancelar un servicio por teléfono.
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