Ir al contenido principal

Viajes Epistolares: Shangri La


Querido Félix

Espero que esta carta llegue pronto. ¡Te tengo noticias emocionantes de mi último viaje! ¡He estado en el mítico Shangri La! ¡Sí, has oído bien! Y déjame decirte, ¡fue una aventura que me hizo sentir como si hubiera viajado atrás en el tiempo a las crónicas de los viajeros de finales del siglo XIX!

Te cuento, una mañana soleada partí de mi hotel en busca de este legendario lugar. Atravesé montañas escarpadas y valles cubiertos de niebla, ¡como si estuviera en una película de Indiana Jones! Pero finalmente llegué a Shangri La, y te digo que parecía sacado de un cuento de hadas.

La vida cotidiana en Shangri La también fue algo digno de mención. ¡Imagina una ciudad donde el tiempo parece haberse detenido! Los habitantes llevan una vida tranquila y pacífica, en armonía con la naturaleza que los rodea. Vi a los agricultores trabajando en los campos con técnicas tradicionales, y los pastores cuidando de sus rebaños con reverencia. ¡Nada de la ajetreada vida moderna a la que estamos acostumbrados!

Y las historias que escuché allí eran de lo más curiosas. Algunos habitantes hablaban de la existencia de tesoros ocultos en cuevas secretas, mientras que otros creían en la leyenda de un dragón que protegía la región. ¡Incluso me contaron que algunos monjes eran capaces de volar o de curar enfermedades con sus poderes místicos! ¡Vaya cosas increíbles que escuche!

Pero no todo fue color de rosa. Tuve que enfrentarme a una horda de mosquitos tan gigantes como elefantes, ¡y créeme que no fueron nada amigables! También me encontré con algunas carreteras en pésimo estado que me hicieron rezar por la salvación de mi alma inmortal.
 
Te seguiré contando en mí próxima carta, debo salir de inmediato porque iré a ver uno de los templos más importantes de la ciudad, hasta la siguiente carta.
 
Tu siempre amiga
Rebeca Jiménez.

 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Carta de Belisario Dominguez

Señor presidente del Senado: Por tratarse de un asunto urgentísimo para la salud de la Patria, me veo obligado a prescindir de las fórmulas acostumbradas y a suplicar a usted se sirva dar principio a esta sesión, tomando conocimiento de este pliego y dándolo a conocer enseguida a los señores senadores. Insisto, señor Presidente, en que este asunto debe ser conocido por el Senado en este mismo momento, porque dentro de pocas horas lo conocerá el pueblo y urge que el Senado lo conozca antes que nadie. Señores senadores: Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente. Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores, todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan en política, que están al corriente de los sucesos del pa

La Tardomodernidad

Sin duda lo que hay detrás del proyecto multiforme de vaciar el sentido en este época (que yo llamaría, más que postmodernidad, tardomodernidad) es la ambición de crear un nuevo hombre. Nietzsche lo dijo claramente, y hasta tuvo la ingenuidad de llamarlo Superhombre, idea más bien cómica que acaba en un comic : Superman. La vanguardia no lo dijo tan claramente. La ambición de La Révolution Surréaliste era cambiar al hombre, según su propia consigna. Cuando la revista pasa a llamarse Le Surréalisme au Service de la Révolution, esa consigna se supedita a la consigna marxista de cambiar el mundo. 15 DE ABRIL Sin duda porque aceptan que el camino para cambiar al hombre es cambiar el mundo. Pero esa aceptación no podía durar, y en efecto no tardó en venir la ruptura. Porque ese cambio puede entenderse de diferentes maneras. Las idea del cambio histórico como tarea del hombre era algo que Occidente había ido asumiendo poco a poco y estaba claramente asentada por lo menos desde el Romanticism

Agustín Muhlia 1942-2009 In memoriam

Por: Eduardo A. Rincón Mejía y Martha Aranda Pereyra En: Revista Solar M Marzo 2009 Uno de los científicos mexicanos más importantes y sobresalientes de nuestros tiempos, pionero en la investigación de la energía solar y un destacado y muy activo miembro de la comunidad solar mexicana e internacional. Dicen que cuando dos seres pasan mucho tiempo juntos terminan por parecerse, su genialidad así como su trabajo nos seguirán iluminando por muchos años, tal como el Sol. Por los caminos del Sol Agustín Muhlia Velázquez nació el 11 de marzo de 1942 en San Felipe Tlalmimilolpan, un pequeño pueblo aledaño a la ciudad de Toluca, estado de México. En una familia común con tres hermanas y cuatro hermanos, se distinguió desde pequeño por sus capacidades extraordinarias. La tecnología en él era un don que quizás le venía de familia, su abuelo José Velázquez fue inventor, le gustaba ponerle motores a las cosas y hacer aparatos. Era dueño de una empresa textil y al ver el talento natural de su nieto