17 de marzo 2016 Querido Félix Espero que te encuentres bien. Te escribo con una mezcla de curiosidad y emoción para compartir contigo un descubrimiento extraordinario que he realizado recientemente en la vieja casa de mi abuela, la cual heredamos tras su lamentable fallecimiento. Hace unos días, mientras revisaba el desván polvoriento, me topé con una vieja maleta cubierta de telarañas y prácticamente olvidada. Al abrirla, me encontré con una fascinante colección de documentos antiguos, cuidadosamente guardados en sobres de papel amarillento. Cada uno de ellos estaba meticulosamente clasificado y atado con cintas de raso. Al hojear estos papeles, pude advertir que se trataba de las cartas de mi abuela, una mujer de misterio y sabiduría insospechada. Sus palabras, impregnadas de nostalgia y secretos, me transportaron a un pasado lejano y desconocido. En sus cartas, mi abuela hacía referencia a una reliquia antigua, un objeto sagrado que, según sus palabras, estaba escondido e