Por TPS
Móndrigo (adj. sust.): Término reservado para describir a individuos cuya malicia y mezquindad parecen un arte bien ensayado. El móndrigo no es simplemente "malo", es experto en el oficio de fastidiar, tramar intrigas y repartir desgracias con la precisión de un jugador experto de rayuela. Su conducta es una combinación tóxica de cinismo, astucia y una insaciable hambre de conflicto, diseñada para causar caos con una sonrisa que solo hace más evidente su malévola intención.
Características diagnósticas:
Instinto de malicia natural: El móndrigo no necesita esforzarse para ser cruel; sus acciones fluyen con la facilidad de un "¿y si se lo echamos a perder nomás porque sí?".
Frialdad emocional: Exhibe una habilidad sobrehumana para no mostrar remordimientos. Su lema implícito parece ser: "Si duele, mejor".
Habilidad para el chisme y la intriga: Los móndrigos son maestros del arte de sembrar discordia. Su herramienta favorita es el "yo nomás digo, pero..." seguido de una bomba verbal que divide familias y amistades.
Sádica satisfacción: Encuentra alegría en los enredos que causa, especialmente si alguien más tiene que recoger los pedazos.
Diagnóstico diferencial:
No debe confundirse con el “cizañoso ocasional”, quien actúa por diversión y carece de intenciones genuinamente crueles. El móndrigo es premeditado y constante. Tampoco debe confundirse con el "necio", quien irrita por testarudo, pero sin el fino toque maquiavélico del móndrigo.
Tratamiento sugerido:
Aunque no hay cura comprobada, las respuestas pasivo-agresivas y los memes de gatitos han mostrado cierta eficacia en neutralizar temporalmente al móndrigo. En casos severos, se recomienda limitar su acceso a plataformas donde pueda difundir su toxicidad, como nuestros grupos de WhatsApp.
Pronóstico:
El móndrigo rara vez cambia. Su habilidad para generar caos parece estar inscrita en su ADN. Sin embargo, su entorno aprende con el tiempo a identificar sus tretas y a establecer límites, lo que generalmente reduce el impacto de sus maquinaciones.
El móndrigo es la cucaracha de la fauna humana, capaz de arruinar fiestas y relaciones con una eficacia aterradora. Aunque su presencia es indeseable, también sirve como recordatorio de la importancia de estar alerta y mantener el karma en equilibrio. ¡Cuídese de los móndrigos, y no se conviertan en uno!
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