Por Andrea Méndez
10 de diciembre de 2023
En el universo cinematográfico de Alfred Hitchcock, "Psicosis" es una de sus obras maestras, un thriller psicológico que marco una huella imborrable en la historia del cine. En el centro de esta narrativa inolvidable se encuentra Norman Bates, un personaje cuya complejidad psicológica ha desconcertado y fascinado a los espectadores desde su primera aparición en 1960.
Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, es el propietario del desolado motel Bates. A primera vista, es un joven aparentemente común, pero la verdadera esencia de su personalidad se revela gradualmente, como las capas de una cebolla, a lo largo de la película. Su relación con su madre, Norma Bates, desencadena una cascada de eventos que desvela su mente perturbada.
(ALERTA DE SPOILER) La dualidad en la personalidad de Norman es palpable desde el principio. Por un lado, es amable y educado, mostrando una vulnerabilidad que despierta simpatía en el espectador. Por otro lado, su lado oscuro, influenciado por la sombra materna, arroja una sombra siniestra sobre su comportamiento. Este conflicto interno crea una tensión constante, manteniendo a la audiencia al borde de sus asientos.
La película juega magistralmente con la dualidad visual y psicológica. Norman se presenta como el hombre que cuida de su madre, pero la ausencia física de esta y las extrañas conversaciones con ella generan un misterio que envuelve la trama. La casa Bates, con su arquitectura gótica, sirve como reflejo de la psique fragmentada de Norman, donde los secretos se esconden en cada rincón oscuro.
El complejo de Edipo es evidente en la relación de Norman con su madre. La sobreprotección materna y la influencia dominante crean una fijación poco saludable que se manifiesta en la personalidad fragmentada del protagonista. La muerte de Norma Bates, aunque temprana en la trama, sigue proyectando su sombra sobre la psique de Norman, convirtiéndola en una presencia constante.
La espiral descendente de Norman hacia la locura se intensifica a medida que avanza la trama. El colapso mental alcanza su punto álgido en la icónica escena de la ducha, donde la dualidad de su personalidad se desintegra de manera brutal y visceral. La cámara de Hitchcock, acompañada por la partitura de Bernard Herrmann, captura la furia interna y la lucha de Norman contra sus propios demonios.
La fragmentación de la personalidad de Norman Bates se refleja en su diálogo interno, donde las voces de él mismo y su madre se entrelazan en una mezcla macabra. Este diálogo internalizado revela la profundidad de su desequilibrio psicológico y la incapacidad de separarse completamente de la figura materna que lo atormenta.
La personalidad de Norman Bates en "Psicosis" es un intrigante ejemplo de la psique humana. La dualidad, el complejo de Edipo y la lucha interna convergen para crear un personaje único en la historia del cine. La maestría de Hitchcock y la interpretación memorable de Perkins han asegurado que la figura de Norman Bates perdure como un ícono del thriller psicológico, recordándonos que, a veces, los horrores más aterradores se encuentran dentro de nosotros mismos.
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