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Elemental, querido Watson.

“El varón que tiene corazón de lis, el mínimo y dulce, Blair" nos explicó hace poco que los islamistas y demás terroristas (el Eje del Mal, por si no lo sabía usted) nos odian por lo que somos, no por lo que hacemos. –¿Me entiende usted, my dear Watson? –Sí, ya entiendo, querido Holmes: quiere decir que cuando algunos ofuscados comentaristas (esa fea parte intelectual de Europa, “fascinada por la autodestrucción”) dicen que si no los oprimiéramos, explotáramos, empobreciéramos y enajenáramos, a lo mejor esos obcecados herejes no nos tendrían tanta animadversión, es que los tales comentaristas feamente intelectuales no se han dado cuenta de que la merecida miseria y enajenación de esos pueblos no es más que un pretexto: nos odiarían igual si fuéramos sus angelicales benefactores.
Es más: en realidad Europa y EU son sus benefactores: por eso precisamente nos odian y se inventan que es por el daño que les hemos hecho. –A ver, a ver, atemos cabos, querido Doctor. Lo que quiere decir es que nosotros los cristianos occidentales somos constitutivamente buenos, ésa es nuestra identidad eterna así en los cielos como en la tele, y podemos por lo tanto expoliar, hambrear, torturar, encarcelar o matar a quien se nos ocurra; eso no cambiará un ápice nuestra intrínseca naturaleza angélica. ¿Es que no sabe usted lo que es la verdadera y eternal identity? En la tele se lo pueden explicar: Di, extraño número Uno, ¿es ésa tu identidad? Elemental, querido Watson.

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