Por Terrornauta
El cine de Carlos Enrique Taboada es uno de los grandes en el panorama del terror mexicano, un espectro que, como los fantasmas que habitan sus películas, sigue rondando las mentes de los espectadores, aunque hayan pasado décadas desde que sus obras se estrenaron. Taboada, nacido en 1929 y fallecido en 1997, es uno de los directores más reconocidos del cine de horror en México, conocido por sus narrativas sombrías y atmósferas cargadas de misterio. Sus cintas son una mezcla perfecta de terror psicológico, horror sobrenatural y un profundo entendimiento de la psique humana, características que lo hacen comparable a los maestros del terror gótico literario, como Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft.
El cine de Taboada no depende del terror visceral o del gore, sino de la construcción pausada y meticulosa de una sensación de peligro inminente, de una angustia que se va apoderando de cada escena, hasta envolver al espectador en una atmósfera sofocante. Es un cine gótico en su esencia, un cine que refleja la obsesión de Taboada con lo macabro, lo oculto, lo inexplicable. Sus películas se desarrollan en universos en los que el límite entre la realidad y la fantasía es tenue, donde los fantasmas no siempre son espectros literales, sino sombras que acechan en la mente de los personajes.
Hoy voy a hablar de mis tres películas favoritas, realizadas por el:
Hasta el viento tiene miedo (1968): El susurro de la muerte
"Hasta el viento tiene miedo" es probablemente la película más famosa de Taboada, y una de las más icónicas del cine de terror mexicano. Aquí, como en los mejores cuentos de Poe, lo sobrenatural se entrelaza con el sufrimiento emocional, con traumas no resueltos y secretos oscuros. La trama sigue a un grupo de estudiantes de un internado femenino, quienes comienzan a ser acechadas por el espíritu de una joven que se suicidó años atrás. El viento, que pareciera tener voluntad propia, es una constante presencia amenazante, un presagio de la tragedia que se avecina.
Lo que hace a esta película tan perturbadora no es tanto la presencia del fantasma, sino la opresiva sensación de que el verdadero monstruo es el silencio, la represión. Las autoridades del internado, al igual que en muchas obras de terror, representan el orden y la razón, pero también el miedo a lo desconocido, a lo que no pueden controlar. En su intento por mantener el status quo, ignoran los gritos de auxilio, hasta que es demasiado tarde. La tragedia de esta historia no solo se encuentra en el fantasma de Claudia, sino en la incapacidad de la sociedad para lidiar con su propia oscuridad.
El libro de piedra (1969): La infancia como terreno de lo ominoso
"El libro de piedra" es otra joya sombría en la filmografía de Taboada. En esta obra, la infancia, que suele verse como una etapa de inocencia, se convierte en un espacio lleno de misterio y terror. La historia se centra en Julia, una institutriz contratada para cuidar a Silvia, una niña solitaria que asegura tener un amigo imaginario llamado Hugo. Sin embargo, lo que parece ser un juego de fantasía pronto se convierte en una aterradora realidad cuando se descubre que Hugo no es solo un producto de la imaginación de la niña, sino un ente que ha tomado vida propia a través de una antigua estatua de piedra.
Taboada nos conduce a un mundo donde los límites entre lo real y lo sobrenatural se desvanecen. La película evoca el terror gótico clásico en su uso de un entorno rural aislado, una mansión sombría y una presencia maligna que se oculta a plena vista. Al igual que en los relatos de Poe, la amenaza no es explícita, sino que se siente en el ambiente, en la paranoia creciente de los personajes. El horror en "El libro de piedra" no se muestra directamente, sino que se insinúa, creando una tensión insoportable que explota en un final que deja al espectador con una sensación de desesperanza.
Veneno para las hadas (1984): El mal como juego infantil
Con "Veneno para las hadas", Taboada crea una de las historias más perturbadoras sobre la niñez en el cine de terror. En esta película, las protagonistas son dos niñas, Verónica y Flavia, quienes comienzan a jugar con la idea de la magia y las brujas. Verónica, una niña huérfana con una imaginación desbordante, convence a Flavia de que es una bruja, y juntas comienzan a realizar pequeños "hechizos" que rápidamente escalan hacia algo mucho más oscuro y peligroso.
El verdadero terror en esta película no proviene de brujas o demonios, sino de la crueldad inherente a la naturaleza humana. Las niñas, en su inocencia y desconocimiento, juegan con fuerzas que no entienden, pero que están profundamente arraigadas en el deseo de poder, de control. La película explora el mal como una construcción social, y cómo la inocencia infantil puede ser fácilmente corrompida. Taboada, nos recuerda que el horror no siempre está en lo sobrenatural, sino en los actos humanos, en la capacidad de las personas para infligirse daño unas a otras.
El cine de Carlos Enrique Taboada es un espejo oscuro que refleja los miedos más profundos de la sociedad. Indagan en la fragilidad humana, en la desesperanza, en la muerte y en la opresión que acecha en los rincones más oscuros de nuestra cotidianidad. A través de sus películas, Taboada nos presenta nuestras propias sombras,nos obliga a mirar de frente el abismo de lo desconocido, y a entender que, a veces, lo más aterrador no es lo que está oculto en la oscuridad, sino lo que llevamos dentro de nosotros mismos.
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